Dejar de lado lo importante: Fijamos nuestra atención en trivialidades, postergando lo fundamental, dejando de lado las actividades prioritarias, siendo indiferentes a aquellas cosas que caracterizan el encuentro con el éxito.
Miedo a lo desconocido: El miedo nos inmoviliza, impide que logremos llegar a nuestro destino. Este sentimiento ocurre cuando justificamos constantemente nuestra inactividad, nuestra desidia. Y por causa de no arriesgarnos lo perdemos todo, incluso nuestra capacidad.
Dejar las cosas por la mitad: Cuando dejamos las cosas por la mitad quedamos inconclusos. Nuestra vida queda a medio camino, los problemas no se resuelven y vamos acumulando problemas. Decimos que retomaremos la actividad cuando las circunstancias sean más óptimas. Ponemos excusas, postergamos, abandonamos, somos inconstantes.
Decir que mañana lo vamos a hacer: No damos el primer paso y dejamos para mañana lo que tendríamos que hacer hoy porque somos unos dejados, sin voluntad ni valentía para asumir la responsabilidad de nuestras vidas.
No sabemos por donde empezar: Aparentemente sabemos lo que queremos pero no tenemos un rumbo fijo. No sabemos por donde empezar y hacia donde ir. Nuestro destino es incierto. Tenemos ideas geniales, creativas, originales, pero nunca las llevamos a la práctica.
Estos son algunos de los hábitos que nos conducen al fracaso y nos impiden conseguir lo que queremos. Seguramente hay muchos más, pero a mi me parece que estos son los más comunes. Si implementamos a nuestro comportamiento hábitos que se contrapongan a estos hábitos seguramente vamos a conseguir lo que deseamos. El éxito y la felicidad están al alcance de todo el mundo, pero eso sí, todo implica esfuerzo, trabajo y sobre todo hábitos de éxito. Para materializar nuestros sueños tenemos que disciplinarnos hasta que los hábitos de éxito se incorporen a nuestra forma de ser, de modo que podamos llegar a la estrella que queremos, por lejos que este.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar