El investigador y profesor de la Universidad de Harvard, Howard Gardner formuló la famosa teoría de las inteligencias múltiples, lo cual arguye que todas las personas poseen un conjunto de inteligencias múltiples, distintas e independientes. Gardner define la inteligencia como la “capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas”. Inteligencia (del latín intellegentĭa) es la capacidad de entender, asimilar, elaborar información y utilizarla adecuadamente. Es la capacidad de procesar información y está íntimamente ligada a otras funciones mentales como la percepción, o capacidad de recibir dicha información, y la memoria, o capacidad de almacenarla. Todos los seres humanos somos inteligentes y podemos usar la cabeza para crecer y avanzar en la vida. La persona inteligente sabe resolver problemas. Una persona inteligente es aquella que ve su mañana y se anticipa al porvenir. El éxito no llegar por casualidad sino que debemos planearlo y estar dispuestos a cambiar lo que sea necesario. Muchas observo a gente que son excelentes profesionales, expertos en algún área de su vida y sin embargo viven vidas desordenadas, desequilibradas. Y esto sucede porque la intelectualidad o el éxito económico no tienen nada que ver con lo material, sino que el verdadero desempeño de la inteligencia es aquel que pone en función un conjunto de habilidades sociales o competencias genéricas que posibiliten accionar e interactuar con efectividad.
Más allá del conocimiento intelectual, de la formación universitaria o de la solvencia económica, se pone en juego en el desempeño de la inteligencia un conjunto de destrezas y habilidades que no tienen nada que ver con la formación específica sino con la habilidad de relacionarnos con los demás y resolver problemas. El grado de conocimiento, los títulos y el nivel de experiencia siguen siendo temas importantes pero no excluyentes. Una persona puede tener abundante conocimiento pero puede vivir una vida incompetente. La verdadera inteligencia es aquella que sirve para solucionar problemas, para prender la luz donde hay oscuridad, para endereza lo torcido. En la inteligencia no hay medida.. sólo el hecho de ser inteligente es suficiente... pues cuando queremos serlo es cuando empezamos a recorrer el camino que nos lleva a ella. Ser una persona inteligente consiste en tener visión personal, implica tener un sentido y un propósito, implica tener visión de futuro, auto conocernos y saber lo que queremos. Otra habilidad que nos convierte en personas inteligentes es la fortaleza emocional. La emocionalidad es una predisposición para la acción y por lo tanto condiciona nuestro desempeño. Dependiendo del estado de ánimo en que nos encontremos, ciertas acciones son posibles de realizar y otras no. Por lo tanto debemos estar motivamos y tener ganas de avanzar. También debemos ser personas dispuestas a aprender y poder ejercer cambios. Otra cosa que nos convierte en personas inteligentes es ser conversadores inteligentes. Se distinguen cinco competencias conversacionales: hablar con poder, escuchar en profundidad, indagar con maestría, entrar en sintonía y conversar en forma constructiva. Como si esto fuera poco también tenemos que desarrollar la efectividad interpersonal, lo cual es la capacidad de establecer vínculos, coordinar acciones, generar compromisos y desarrollar confianza entre las personas. La incorporación de estos principios y capacidades nos convierte en seres competentes, inteligentes, lo que nos ayuda a ser más seguros y eficaces para alcanzar excelencia en las relaciones humanas, ya sea que las mismas se desarrollen en el marco laboral, profesional o se den en la esfera personal o familiar.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
