Antes de avanzar en esta nota quiero relatarte la historia del noviazgo: Podría decirte que los primeros novios en la historia de la humanidad fueron Adán y Eva, pero no estaría diciendo la verdad ya que eran las dos únicas personas que existían. En realidad fueron el primer matrimonio. En los siglos paganos, el noviazgo se redujo a la preparación de un contrato. En el medioevo por sus hechos de armas y arrojo viril, los novios avasallaban el corazón de sus prometidas. Para los novios del romanticismo, pálidos y suspirosos, usaron como medio de conquista dulces palabras. El cristianismo elevó a la mujer al rango de compañera e hizo el noviazgo, preludio de un sacramento. En fin, cuando los jóvenes de pasadas generaciones desearon casarse, hicieron del noviazgo un arte de persuasión o una ciencia de amor. El noviazgo a través de la historia ha adquirido bajos ropajes, pero el más acertado es el noviazgo que gravita en torno al compromiso. El verdadero noviazgo implica un proyecto en común, aspira al casamiento. Hoy en día los noviazgos son camaleónicos, cambian de color sin parar. Algunos creen que el hedonismo tiene algo que ver con el amor, pero cuando ya una persona no puede adquirir placer del otro, entonces abandona el nido.
¿Cuáles son las características del verdadero noviazgo? ¿Cómo identificamos al verdadero amor? Ante todo creo que la primera característica del verdadero noviazgo es el conocimiento mutuo. Obviamente que nadie puede conocer al otro si no se conoce a si mismo primero. El noviazgo es un aprendizaje, vamos descubriendo al otro, vamos conociéndolo, vamos adaptándonos, vamos creciendo juntos. Por supuesto que existe el conocimiento intelectual y el de la experiencia, pero para poder conocer el amor y comprenderlo a través de otra persona... ¡es dificilísimo!, porque es un enorme riesgo creer que conocemos y que por ello amamos, pues puede ser que hagamos todo lo contrario, creer amar y por eso creer conocer. Por algo será que los psiquiatras dicen que enamorarse es fácil, lo difícil es mantenerse enamorado. Amar es también cuestión de esfuerzo y voluntad. En otras palabras, el enamorado no puede hacer una especulación desinteresada, fría u objetiva, es cierto. Un sacerdote cierta ocasión me dijo: “los enamorados son capaces de todo... ¡hasta de casarse!” El verdadero noviazgo tiene que ver con tener un proyecto en común y disfrutarlo. El amor no es un trabajo sencillo, pero aunque implica esfuerzo y dedicación podemos avanzar hacia una vida juntos. El noviazgo es un regalo de Dios y debemos disfrutarlo.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar