jueves, 2 de octubre de 2008

Trabaja en tus virtudes y tus debilidades desaparecerán


Hace un tiempo leí un libro titulado El éxito no llega por casualidad. El autor, Lair Ribeiro, decía básicamente que en la vida todos servimos para algo y disponemos de virtudes que podemos fortalecer. Para conseguir lo que deseamos no tenemos que trabajar en nuestras debilidades sino que debemos fortalecer nuestras virtudes, porque cuando trabajamos en nuestros puntos fuertes, nuestras debilidades desaparecerán solas. Si estamos desempleados no tenemos que quejarnos y lamentarnos por las circunstancias en la que nos encontramos, sino que debemos salir a buscar trabajo. Si estamos enfermos no tenemos que pensar en la muerte todo el día, fijando nuestros ojos en la derrota o el dolor, sino que debemos ir al médico y buscar la salud cueste lo que cueste. Si las puertas están cerradas delante nuestro y faltan oportunidades para superarnos, no debemos conformarnos, antes bien deben abrir las puertas, romper los cerrojos, y si no podemos entrar al triunfo por la puerta, entonces entremos por el techo o las ventanas, pero jamás nos debemos rendir. El que golpea hará que salga agua. El padre del éxito es el trabajo.

Alguien dijo que cuando una persona realmente desea algo el universo entero conspira para que esa persona pueda realizar su sueño. Siempre habrá gente que procure ponernos el palo en la rueda o pincharnos el globo. Siempre habrá gente que tratará de desanimarnos. Siempre habrá gente que nos envidiará o pensara nuestro mal. A esas voces debemos cerrar nuestros oídos. Un viejo refrán dice que a palabras necias oídos sordos. Si alguien quiere contribuir a nuestro crecimiento con un consejo o darnos una mano y advertimos que tiene buenas intenciones, entonces escuchemos a esa persona. Recordemos que dejarse ayudar es tan necesario como ayudar. De hecho, nadie es una isla completo en si mismo. Todos necesitamos de otros. Un avión tiene dos alas. Del mismo modo, si somos dos o más y alguien cae o tropieza, habrá otro que lo levante. Nada llega a nuestra vida por casualidad ni la billetera se llena de billetes sola, no, somos nosotros quienes debemos llenar nuestra billetera. Al mundo vinimos a trabajar. Por algo será que los sabios dicen que en las aguas estancadas nacen todo tipo de bichos y reptiles. Lo semejante atrae lo semejante.

Volviendo al libro citado al principio de la nota, quiero contar que Lair Ribeiro dice que no hace falta que hagamos grandes cosas o realicemos grandes tareas para conseguir lo que queremos, sino que con pequeños cambios en nuestro comportamientos podemos marcar, con el paso del tiempo, una enorme diferencia en los resultados. Empecemos de a poco, gradualmente y paulatinamente iremos conquistando lo que deseamos. Tal vez tengamos que perder alguna vez, pero seguramente también nos tocará ganar. Tal vez encontraremos en nuestro camino muchas puertas cerradas, pero seguramente también encontraremos grandes portones abiertos. Tal vez muchas personas nos subestimaran o juzgaran mal, pero seguramente también nos encontraremos con personas que verán nuestro potencial y nos afirmarán.

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar

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