Etimológicamente trabajo deriva de una tortura medieval cuyo nombre en latín era tripalĭum (tres palos), se extendió el verbo tripaliāre como sinónimo de torturar o torturarse, posteriormente la palabra cambió en el castellano antiguo a trebejare ya con el significado de esfuerzo y luego surgió trabajar como sinónimo de laborar.
En fin, la definición que nos ocupa en este artículo es la última. Porque al mundo vinimos a trabajar. Según Hesíodo el trabajo es el destino universal del hombre. Lo que garantiza el bienestar físico y emocional de una persona es el trabajo. Dios creó al hombre con el propósito de hacerlo trabajar.
En el libro de Génesis dice que Dios creó al primer hombre y lo puso en el huerto del Edén para que lo labrara y lo guardase. El trabajo no solamente provee bienestar sino que también hace que estemos ocupados y forjemos un futuro. Trabajar es crear, inventar, construir.
Los hombres estamos llamados al trabajo, es nuestra principal actividad. El trabajo es un deber y un derecho mediante el cual colaboramos con Dios. Al trabajar con empeño, diligencia y competitividad, empleamos nuestras capacidades inscritas en nuestra naturaleza, alabando a nuestro Creador con nuestros dones y talentos.
El trabajo es un servicio dirigido a uno mismo y a los demás. Servimos a la sociedad. Servimos a la vida. Por esto será que Aristóteles dijo que lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama.
Julio césar cháves Escritor78@yahoo.com.ar
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