jueves, 28 de agosto de 2008

Joven, acércate sediento


Muchos jóvenes piensan que el dinero y el poder deben ser la máxima aspiración de una persona de éxito. Algunos piensan que lo alcanzan todo cuando tienen un título colgado en la pared o tienen un curriculum atestado de referencias y títulos y posgrados. Otros creen que lo que le da el verdadero sentido a la vida es encontrar pareja. Encuentra a la chica o el chico ideal y creen haberlo encontrado todo. Pero aunque muchos encuentran el éxito material y la pareja que tanto anhelaban, se sienten vacíos, sin esperanza. Algo les falta. ¿Qué buscan en el fondo? ¿Qué necesitan sus corazones? ¿Porqué tienen tanta sed sus almas? En su libro Acércate sediento Max Lucado dice que aunque “los científicos nos aseguran que los seres humanos no podemos vivir sin agua, y ni siquiera lo intentamos. Pero ¿sobrevivir sin Dios? Oh, eso sí lo hacemos, tomamos un sorbo, lo saboreamos; sin embargo, estamos inclinados a pasar por largos períodos de tiempo sin un buen trago de la fuente del Señor. Y pagamos un precio al hacerlo. Nos encogemos. Nos torcemos y retorcemos contra este mundo los órganos se endurecen el corazón se endurece. El hace la parte difícil, todo lo que tienes que hacer es pedir. No hay una lista de “quehaceres” espirituales, ningún inventario de reglas y regulaciones. Tan solo bebe. Deja que Cristo sea el agua de tu alma. Acércate sediento y bebe el agua de la vida. Por amor a quienes tanto te necesitan, ¡hidrata tu alma! Hazle caso a tu sed. Bebe hasta el fondo y bebe con frecuencia. Así correrán de ti ríos de agua viva”.

Necesitamos beber del agua divina. Nuestras almas tienen sed de Dios. Podemos tenerlo todo, pero si nos falta Cristo nos falta todo. Para calmar nuestra sed lo único que tenemos que hacer es acercarnos a la fuente de vida. Muchos jóvenes buscan calmar su sed en aguas que no satisfacen, buscan y buscan pero no encuentran lo que les da sentido a sus vidas. Muchos buscan colmar su sed en las aguas del poder y el dinero, pero lo único que encuentran es sufrimiento, ambición y frustración. Jesús dijo que el que cree en él que venga a sus pies y beba del agua de vida, entonces de su interior correrán aguas de vida eterna. Debemos acercarnos, como dijo Lucado, sedientos. Orígenes, gran autor cristiano del siglo III, explicaba que la búsqueda de Dios por parte del hombre es una empresa que no termina nunca, pues en ella siempre son posibles y necesarios nuevos progresos. En una de sus Homilías sobre el libro de los Números, escribe: «Quienes recorren el camino de la sabiduría de Dios no construyen casas estables, sino tiendas de campaña, pues viven de viajes continuos, progresando siempre hacia adelante, y cuanto más progresan, más camino se les abre ante sí, descubriendo un horizonte que se pierde en la inmensidad» (Homilía XVII, «In Números», GCS VII, 159-160). Nuestras almas tienen sed del Dios vivo. Acerquémonos pues sedientos ante el trono de la gracia para hallar descanso y refugio en este mundo lleno de desasosiego.

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar

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