jueves, 17 de abril de 2008

"El itinerario de un tacaño"


¿Cómo es una persona tacaña? ¿Qué significa ser tacaño? Antes de todo creo que conviene decir que la palabra tacaño significa mezquino. Y una persona mezquina es aquella que trata de gastar lo menos posible. Hay empleadores que les pagan a sus empleados lo menos posible con el fin de acumular riqueza. Así pues, no solamente son tacaños con los demás sino también consigo mismos. Son tan miserables que acumulan y acumular dinero, pero nunca lo disfrutan ya que se auto flagelan a través de la autoprohibición. Leí en un libro que Paul Getty, uno de los hombres más ricos del mundo, fue considerado uno de los millonarios más tacaños. Era tan amarrete al extremo de estar en un hotel y darle al conserje 25 centavos para que le comprara una estampilla y pedirle el vuelto. En su mansión de 75 habitaciones instaló teléfonos con cospeles para que sus invitados los usaran pero sin cargarle los gastos a él. Pero por otro lado estaba dispuesto a gastar miles de dólares en una obra de arte para su imponente mansión.

Otro millonario famoso por ser tacaño fue H. Hunt, quien estacionaba su auto a tres cuadras de su trabajo con el fin de no gastar en estacionamiento. Otro ejemplo es el caso de la gran tacaña Delray Beach, de Florida que era conocida como “Mary la basurera”, que se vestía con harapos, pedía cigarrillos, revolvía la basura y su casa estaba atestada de basura, pero Mary no era pobre ya que tenía más de un millón de dólares.

El tacaño es un mezquino. Si le pedís ayuda es posible que él te pida ayuda a vos. Dice un tango que el que no llora no mama y esta “virtud” el tacaño la conoce muy bien. Dice un refrán popular que cuanto más dinero tiene una persona más tacaña se pone. Ingvar Kamprad es un empresario genial. De hecho, es el creador de Ikea, el minorista de muebles más grande del planeta. Tiene 75 mil empleados y factura 14.000 millones de euros por año. Pero es más conocido por tacaño que por empresario. Sus amigos no dudan en definirlo como un gran tacaño. El millonario no lo niega, es más, afirma que es verdad. En su afán, ha llegado a pedir a sus empleados que no desperdicien papel y lo usen de ambos lados. Practica una política de ‘lujo cero’, y anima a sus empleados a hacerlo. Paradójicamente, es un filántropo: la Fundación Ikea es la más rica del mundo. Sin embargo, Kamprad viaja en clase turista y se aloja en hoteles de poco nivel, lo cuál es de una austeridad encomiable. Pero reponer las botellas de agua que consume del mini bar del hotel por otras más baratas. Este millonario es tan tacaño que usa su tarjeta de la tercera edad en el transporte público.

Hetty Green, una de las primeras mujeres en tener influencia en Wall Street, fue proclamada como la mujer más tacaña del mundo en el libro Guiness de los récords. Hemos visto que tanto hombres como mujeres pueden ser grandes tacaños. Al fin y al cabo, ¿de que sirve tener millones en el banco sino disfrutamos de la vida? ¿De que vale guardar billetes sino gastamos en nuestro cuidado personal? En el fondo, el tacaño es tan pobre que solo tiene dinero.

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar

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