sábado, 8 de marzo de 2008

Abandona tu barco


El primer día del sigo XX, un trabajador de las calderas del Virginia, llamado Danny Boodman, encuentra en el salón de primera clase un niño abandonado. El pequeñito esta dentro de un cajón con la leyenda T. D. Lemon, causa por la cual, Danny decide llamarlo Danny T.D. Lemon 1900 Boodman. Entonces, el niño 1900 es criado entre las habitaciones de los carboneros y las calderas del gran barco. Así 1900 crece dentro del Virginia, un barco que transportaba inmigrantes de Europa hacia América. Lo más asombroso es que 1900 jamás piso tierra firme. Mientras mieles de inmigrantes iban en pos de lo desconocido, él permanecía dentro del barco.


En un accidente de trabajo, su padre adoptivo Danny muere y cuando el capitán del Virginia se entera de la existencia del niño, debido a que 1900 manifiesta una extraordinaria capacidad para ejecutar el piano, decide dejarlo a bordo. 1900, a los 30 años de edad, es ya una leyenda. Cuando llega al Virginia un nuevo trompetista, Max., 1900 se ofrece a curarlo de sus mareos a raíz del movimiento del barco. Se trata de una escena maravillosa, en la que ambos, sentados al piano, bailan por todo el salón al compás de la música de 1900 y del movimiento del virginia. Después de ese apasionante evento, traban una profunda amistad. Será posterior a la guerra, cuando está a punto de darse por vencido, que Max encontrará la única prueba de que 1900 existió y llega a verlo por última vez.

Dice Max en la apertura del film, en un intento por darse a sí mismo una razón para no bajar los brazos: "Uno no está totalmente acabado mientras tenga una buena historia para contar y alguien que lo escuche". Entra a una tienda de música a vender su querida trompeta y allí tendrá la oportunidad de contar la extraordinaria historia de 1900. Desde esa instancia, pasado y presente, se alternarán en forma continua. Del local de instrumentos musicales, la acción se traslada al salón de primera clase del Virginia, cuando Danny encuentra al famoso pianista. Y así comienza la última historia que Max puede contar. Cada tanto la narración vuelve a Max y el vendedor, por unos pequeñitos instantes, los necesarios para introducir el siguiente tramo del relato y volver a bordo del barco.
1900 es una leyenda viviente, es un músico genial. Su don era crear música. Con el simple hecho de observar a los personajes del barco interpretaba cada música que los personajes emanaban. Su habilidad con el piano es extraordinaria. Su música es genial. "Si no sabes que es, es jazz" dirá alguien a bordo. Decían que podía tocar 10 melodías en una, así que Jelly Roll Morton, el creador del jazz, decide retarlo a un duelo de pianos. Esta sola secuencia vale la película. Es soberbia. Y hablando de música, la banda de sonido compuesta por Ennio Morricone está a la altura de las circunstancias.
Las miradas de los personajes del film son conmovedoras. Mientras que la mirada de 1900 es una mirada pacífica, serena, sabia, la mirada de Max es una mirada nerviosa, sin destino. Los ojitos de Max van de un lado a otro, zigzagueantes, sin rumbo fijo. El lenguaje de las miradas es increíble. El film es maravilloso, pero aunque me encanto y es una película que vería muchísimas veces, me dejó una sensación angustiante ya que 1900 nunca abandona el Virginia. Aunque la capacidad de 1900 de transmitir sentimientos con la música es incuestionable, su incapacidad por abandonar su mundo conocido es abrumadora. Una de las escenas más extraña de la película es cuando 1900 esta a punto de abandonar el Virginia con el propósito de buscar a la chica de la cual se enamoró a primera vista. Pero cuando esta a la mitad de la escalera de desembarque, 1900 tira su sombrero y decide quedarse en el barco. Su miedo a la desconocido impidió que fuera en pos del amor de su vida. Su miedo hizo que muriera en el Virginia, sin conocer otros horizontes. Mi interpretación de la película es que podemos tener dones extraordinarios, podemos ser leyendas vivientes, pero si no estamos dispuestos a abandonar nuestra zona de comodidad, no podemos encontrar el amor, no podemos conocer otros horizontes. Si queremos que venga lo nuevo debemos abandonar el Virginia, debemos bajar la escalera de desembarque y pisar tierra. 1900 tiro su sombrero y por miedo regresó a la nave, nosotros debemos tirar nuestro sombrero y debemos seguir bajando. Debemos bajarnos del barco porque llegará el tiempo cuando el oxido, el tiempo, destruirán al barco y será destruido con dinamita. Y si no nos bajamos moriremos con el barco. La realidad de una persona puede resultar vigente por muchísimos años, pero llega el tiempo que esa realidad debe ser dejada atrás. Para que venga lo nuevo, lo viejo tiene que morir.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

1 comentario:

Ale dijo...

Es verdad hay que dejar el barco de la comodidad, dejar morir lo viejo para que venga lo nuevo.Maravillosa pelicula al verla te deja una sensación fuerte; la recomiendo.