domingo, 20 de enero de 2008

Habla bien de vos


Alguien dijo que el principal vehículo tanto de las bendiciones como de las maldiciones son las palabras. Cuando decimos algo sobre nosotros mismos también estamos comunicando bendición o maldición. Hay gente que vive descalificándose. Dicen que no pueden, consideran que no son capaces, creen que nadie los quiere, que nadie los tiene en cuenta ni piensa en ellos. Hablan mal de si mismos porque su estado mental esta predispuesto a interpretar su personalidad de modo dañino. Entonces, los virulentos pensamientos que tienen respecto a si mismos, hace que sus emociones estén en desequilibrio, hace que sus vidas funcionen mal.
Lo sorprende es que este problema de baja autoestima que nos agobia se debe a la forma en que hablan de si mismos. Muchas veces somos descalificados, desacreditados, maltratados psicológicamente por otros y hace baja nuestra autoestima y sentimos que nuestra vida no vale nada. Pero en este artículo no estoy hablando de cuando nuestra autoestima esta baja debido a causas externas o a personas, de lo que estoy hablando es de cómo el concepto que tenemos de nosotros mismos configura nuestros estados de ánimo. El diálogo interior genera estados de ánimo. La gente piensa que sus emociones están influenciadas por las cosas que les suceden, pero la verdad es que es todo un problema de interpretación. De hecho, la vida es un 10% de lo que nos ocurre y un 90 % de lo que interpretamos de lo que nos ocurre. En realidad, cuando hablamos mal de nosotros mismos es porque estamos interpretando que todo lo que nos pasa es culpa nuestra. Esta interpretación negativa se debe es un estado mental que proviene de nuestro sistema de creencias.
Como dije, todo es un problema de interpretación. Si interpretamos lo que nos sucede con ojos negativos seremos los creados de nuestro propio fracaso, pero si miramos lo que nos sucede con buenos ojos seremos los creadores de nuestro éxito. La interpretación que hacemos de lo que nos sucede crea nuestra realidad personal. El optimismo y el pesimismo inciden en las emociones. Por todo esto debemos hacer una interpretación beneficiosa de lo que nos pasa. Todo ayuda para bien. Se puede. Siempre podemos salir adelante. Siempre podemos mejorar nuestras vidas. El pesimismo se levanta a la mañana y dice: ¡Uh, otro día de trabajo! El optimista dice: ¡Buenos días Dios! Lo que pensamos de nosotros mismos determinará nuestro estado de ánimo. Con lo que decimos de nosotros mismos condicionamos nuestra andar diario. Si pensamos que vamos a estar bien y vamos a disfrutar de la vida, entonces vamos a disfrutar de la vida con una sonrisa. Ahora, sin pensamos que en la vida nada vale la pena y que nada tiene sentido, entonces estamos perdidos, nuestro estado de ánimo predispone al fracaso y estamos gestando nuestra propia tristeza. Pues bien, pensemos en positivo e interpretemos que todo ayuda para bien.
Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com

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