Sobre la autoestima

¿Qué es la autoestima? La autoestima es básicamente lo que uno piensa de uno mismo. La autoestima cosiste en estar contento con uno mismo. Es tener un auto-concepto positivo y real. Es perdonarse a uno y hacer lo mismo con los demás. Autoestima es comprenderse y mirarse con ojos indulgentes. Es ser tolerante a uno mismo y hacia los demás. Ahí está la clave: La felicidad consiste en amar a los demás como a uno mismo. Si no estoy en buena relación interpersonal con mis semejantes, es porque no estoy en buena y armoniosa relación intra-personal conmigo mismo. En el siglo XXI es muy difícil tener una buena autoestima. Es difícil porque todos viven en torno a la competitividad, el narcisismo y la frivolidad. Es difícil, pero no imposible. Es posible tener una positiva autoestima sólo cuando configuramos nuestras vidas configurados por el amor a Dios, por el amor al prójimo y por supuesto, por el amor a uno mismo. Sin amor la autoestima y la vida es imposible. La verdadera felicidad descansa sobre tener una buena relación con Dios, sobre tener una buena relación con uno mismo y por ende, tener una buena relación con los demás. El amor es fundamental en toda relación humana y espiritual. No hay felicidad sin amor a Dios, principalmente. Un psiquiatra dijo: “La felicidad es la vocación universal del ser humano, una tendencia metida en las entrañas, un deseo profundo que lo arrastra en esa dirección; pero ante todo es un estado de ánimo, un paisaje interior en el que se refleja en contento consigo mismo”.
El Dr. Billy Graham en una conferencia que se celebró en Ámsterdam, señaló que dentro de todo ser humano hay un gran vacío que únicamente Dios puede llenar. Dios nos creó con ese vacío lleno de su presencia en el huerto del Edén, pero cuando nosotros quebrantamos los preceptos de Dios ese vacío en nuestro interior quedó sin Dios. Desde ese entonces, el ser humano tiene problemas con su autoestima. En tanto el ser humano viva lejos de Dios, jamás poseerá un auténtico y positivo auto concepto. La autoestima, en mi opinión, está íntimamente ligada a nuestra comunión con Dios. De esta relación fundamental depende la relación con nosotros mismos y por tanto, con los demás. Para gestionar un proyecto de vida perdurable es necesario amar a Dios con todo el corazón. Dios es el único que nos ayuda a interpretar la realidad de modo correcto y con mirada hacia la eternidad. Yo creo que hay un elemento que ha dañado radicalmente la autoestima de las muchedumbres y es: La permisividad y la falta de respeto al prójimo, a nosotros mismos y primordialmente a Dios. Billy Graham dijo lo siguiente respecto a la permisividad: “Todos sabemos que la libertad absoluta no existe. No podemos correr por las calles a 150 Km. por hora. No puedes amenazarme con tus puños, porque tu libertad termina en la punta de mi nariz Podemos decir que queremos libertad para publicar literatura pornográfica, vender drogas dañinas, practicar el sexo sin restricciones, mentir, engañar. Pero si continuamos en este tipo de libertad permisiva, nos destruiremos. El hombre podrá permanecer libe únicamente mientras tenga el poder moral de restringir sus apetitos. Básicamente, se trata de un problema del corazón. Nuestros corazones necesitan ser cambiados…La paz nunca llegará mientras las personas no comiencen a amarse en lugar de odiarse”.
Es imprescindible tener una buena relación con Dios y con la Biblia, si queremos tener una buena autoestima. El amor a Dios es lo único que nos capacita para amarnos a nosotros mismos y por ende, para amar a nuestro prójimo. Saber lo que Dios piensa de nosotros es indispensable si queremos gestionar una autoestima positiva. Jonathan Edwards nos dice: “La influencia purificadora del Espíritu corrige el sentido del gusto del alma, por medio del cual saborea las cosas que son santas y agradables a Dios. El Espíritu de Dios conduce y guía; él nos capacita para comprender las órdenes y los consejos de la palabra de Dios, y aplicarlos correctamente”. Sin Dios ser feliz y tener buena autoestima es imposible. Sin Dios no hay nada que llene el vacío del corazón del ser humano.

Julio C. Cháves. Escritor78@yahoo.com.ar