viernes, 14 de septiembre de 2007

Revoluciones

Para hacer realidad una revolución como la reforma protestante es necesario combinar el sentir de una época con los anhelos de un pueblo y las aspiraciones de un gran líder. Cuando estas tres cosas (los tiempos, los pueblos y un líder) coinciden en tiempo y espacio, estalla una revolución.
La reforma no fue solo
Lutero, sino también un asunto de la época. En los tiempos en que surgió, Europa estaba abrazando una nueva cosmovisión, dejaba atrás los tiempos oscuros del medioevo para abrazar el renacimiento, con todas sus implicaciones. Eran tiempos de cambios, donde el poder y las ciudades del mundo pasaban de mano en mano y cada semana aparecía un nuevo continente. Eran tiempos de inconformes, donde la gente no se sometía fácilmente a los argumentos simplistas tradicionales para explicar asuntos complejos, tenían sed de conocimiento, querían respuestas para todas sus preguntas. Adicional a esto, florecía un sentir de volver atrás, de retomar la belleza de los clásicos olvidados.

Continuar leyendo →

No hay comentarios.: