lunes, 10 de septiembre de 2007

Ni Dios lo hunde


En el film Titanic se cuenta la historia de Rose, una anciana norteamericana, que durante las labores de recuperación de los restos del famoso trasatlántico, se pone en contacto con la expedición para acudir a una plataforma flotante instalada en el Mar del Norte y asistir in situ a la recuperación de sus recuerdos. La memoria de la anciana es lo que nos ayuda a rememorar la tragedia más famosa del siglo XX. En la memoria de Rose, además de habitar los vividos recuerdos del hundimiento del trasatlántico más lujoso del mundo, la máquina más sofisticada de su tiempo, considerada insumergible, que sucumbió a las heladas aguas del Atlántico en abril de 1912, perdiendo la vida más de la mitad de los tripulantes, también tienen cabida los recuerdos de la historia de amor que vivió con un pasajero de tercera clase, Jack Dawson, un pintor aficionado que había ganado su pasaje en un juego de cartas en una taberna Southampton. La historia de amor entre Rose y Jack es apasionante, presa de miedos, arrebatos pasiones, sueños y utopías, enfrentamientos materno filiales ávidos de poder y codicia, encontronazos idealistas, ambiciones, vanidades y huecas grandilocuencias. Los deseos amorosos de Rose perviven en el recuerdo de una valiosísima joya, una gema que dormitará en el fondo del océano, permaneciendo indeleble en la memoria del enamorado.
Ahora bien, hay en el film muchas historias paralelas, las cuales comparten un destino común, la tragedia. Muchos arguyen que el film hace un trato maniqueísta de la realidad, diciendo que los ricos son los más insípidos, y que los pobres son los más libres y felices, pero lo cierto es que la película hace una crónica de dos estilos de vida, dos clases sociales que construyen sus vidas conforme a sus posibilidades y aspiraciones. Esta crónica sobre las dos clases sociales, queda magníficamente expresada en la secuencia donde Rose concurre con Jack a una fiesta de tercera clase, en un momento breve en el cual la cámara nos trasporta al salón de la burguesía, los negocios y el coñac para luego volver a la fiesta, definiendo esos dos mundos que Rose esta viviendo y que el Titanic contiene simbolizando el estado de la civilización occidental a comienzos del siglo XX. El film se vuelve mucho más apasionante cuando el barco choca con el iceberg. Desde esa instancia, durante todo el transcurso del hundimiento, que dura aproximadamente una hora, aparecen en las escenas y trepidantes secuencias, una rica y variada gama de emociones y reacciones humanas ante la inminente tragedia. Es Titanic una metáfora sobre el pecado narcisista del hombre, que descubre su vulnerabilidad e insignificancia por culpa de un pedazo de hielo y de no ver más allá de sus narices.
Además de contar una apasionante historia de amor, el film es también una crítica a toda la civilización occidental, a sus hipocresías, sus limitaciones, a sus excesos. Toda esta crónica fílmica culmina con el hundimiento del gran barco, donde se hace evidente que el drama individual y colectivo se convierte en una única cosa, la tragedia, donde la muerte triunfa con su poder igualitario. Mientras la proa del barco yace debajo del agua, y éste se inclina dispuesto a hundirse, la gente huye del agua, dirigiéndose hacia la parte del barco que todavía esta fuera del agua, entonces es ahí donde pobres y ricos se igualan, corriendo en la misma dirección: La vida. Hay un dato más que no he dicho hasta ahora y es que los botes salvavidas no son los suficientes para salvar a todos los pasajeros. A partir de este dato el drama colectivo es aún más aterrador y la historia de amor entre Rose y Jack pasa a un segundo plano. Los botes salvavidas con las mujeres y niños se alejan del dañado barco, y miran de lejos el hundimiento. Luego de que el barco se sumerge por completo en las frías aguas oceánicas y un siniestro silencio lo cubre todo, los tripulantes de los botes, debido a algunas personas sensibles, regresan al sitio donde se hundió el barco para rescatar algún sobreviviente. Muchos están muertos ya, por no decir casi todos, y gracias a Dios seis personas son rescatadas, uniéndose a los otros sobrevivientes. La soberbia humana, la vanidad, el menosprecio de la soberanía de Dios y la negligencia de quienes estaban al mando, provocó la tragedia en la que más de 1500 personas encontraron la muerte.
Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

No hay comentarios.: