sábado, 11 de agosto de 2007

Los idólatras del zapping y la televisión basura


"Por televisión basura se designa a cierto tipo de programas que se caracterizan por su mala calidad de forma y contenido, en los que prima la chabacanería, la vulgaridad, el morbo y, a veces, incluso la obscenidad y el carácter pornográfico" (Telebasura y democracia, Gustavo Bueno). Por otra parte, el Dr. Enrique Rojas, en su ensayo El hombre Light, escribió: “Ver mucha televisión produce seres humanos robotizados, pasivos, a-críticos, y lo que es más grave, sin inquietudes culturales”. Los idólatras del zapping y la televisión basura son una combinación explosiva. Actualmente la televisión es enemigo francotirador de la educación. En vez de promover la cultura, la educación, los derechos humanos, la paz social y el enriquecimiento intelectual, atenta contra los televidentes conduciéndolos a la chabacanería, el hedonismo, el consumismo, la extrema delgadez, el exhibicionismo y la cosificación del cuerpo. Los culpables de que estos programas existan no son los productores o conductores de estos programas, los culpables son los anunciantes y los televidentes. Algunos publicistas arguyen que son los programas quienes deben ejercer la autorregulación, pero vemos que la autorregulación no se practica sino que por el contrario cada día se emiten contenidos con corrosiva permisividad y sensualismo utilitarista. El lema de los productores parece ser: “El rating justifica los medios”.
Muchos programas exceden los límites de la racionalidad y atentan contra la familia, el amor y la dignidad humana. Las empresas y marcas reconocidas apadrinan estos programas basura, participando activamente en la denigración de la moralidad y la legislación vigente. Desde hace años tenemos que aguantar al periodismo amarillista que lo único que promueve es el chusmerio y la mediocridad emocional. Con razón dijo el Dr. Jhon Hagge en su ensayo La era del engaño, que la televisión es un cáncer intelectual que se nos ríe en la cara. La basura televisiva nos esta comiendo el cerebro, nos idiotiza y nos aleja de la información que realmente tiene importancia y es de verdadero interés social. Es un cáncer, cuya metástasis, esta invadiendo la conciencia colectiva, contaminando de relativismo moral a todas las células-humanos del cuerpo. Por unos minutos de fama, las minas son cosificadas bailando casi totalmente desnudas en un caño, prostituyendo su dignidad, dejando que las cámaras las metan en la mente de millones de personas que las ven como a simples objetos descartables, idiotizadas, cosificadas, utilizadas, ridiculizadas. También están presentes los realitys show como gran hermano que lo único que promueven es la mediocridad, la pasividad, la divulgación de la intimidad, la grosería y la estupidización de las masas. La televisión basura desinforma, degrada, confunde, es un obstáculo para la opinión pública bien fundada, propugna el reduccionismo, el simplismo, intoxica, alimenta la demagogia, y consolida firmemente la ideo del todo vale. “La televisión ha acabado con el cine, el teatro, las tertulias y la lectura. Ahora tantos canales terminan con la unidad familiar”, dijo el dibujante y humorista español Antonio Mingote.


Escritor78@yahoo.com.ar

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