domingo, 5 de agosto de 2007

Es necesario coraje


Kahlil Gibran dijo: “Para vivir, es necesario coraje. Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, solo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida”. Necesitamos coraje. Para vivir, para amar, para ser verdaderamente felices. Nada es cuestión de suerte. Toda causa lleva a un efecto. Si vemos es porque tenemos ojos. Si escuchamos es porque tenemos oídos. Si sentimos es porque tenemos alma. Los sentidos nos ayudan a vivir. Todos tenemos sueños. Aspiramos a algo. Algunos van hacia un lugar y otros tienen otro lugar diferente hacia el cual se dirigen. Está en nosotros darnos la oportunidad de vivir, de amar, de ser bienaventurados. Charls Dubois escribió respecto al presente que estamos viviendo y al futuro que podemos llegar a vivir: “Lo importante es poder sacrificar en cualquier momento lo que somos por lo que podríamos llegar a ser”.
Necesitamos coraje para aceptar que hay imposibles, que hay situaciones inevitables y que nada es para siempre. Todo cambia. La piel, el color de nuestro cabello y hasta nuestra alma. A la vida hay que confeccionarla, construirla, armarla y rearmarla. Los encuentros y desencuentros son inevitables. Lo mismo pasa con las lágrimas y las sonrisas. La vida no es rectilínea, hay curvas, nadie puede cambiar esa realidad. En la vida nos encontramos con personas todos los días. A algunas es fácil amarlas. Y a otras hace falta audacia para hacerlo. Las relaciones exigen firmeza, compromiso, honestidad. Además, también exigen la aceptación de que la perfección no existe. No somos robots. Somos humanos y hay ocasiones en la vida en que buscamos lo complejo, en vez de buscar lo sencillo. A esto se debe nuestra entrada a laberintos de los cuales, después, nos cuesta muchísimo salir. Las diferencias entre las personas siempre las habrá. Los desacuerdos y las frustraciones son ineludibles.
En la vida nada es para siempre. Cristo nació e hizo milagros, pero también fue a la cruz. Nosotros nacemos y somos un milagro con alma y después morimos. Somos felices en la misma medida en que lo anhelamos. Cada cual construye lo que es. “Todo lo que vive no vive solo ni para sí”, dijo William Blake. La vida es un proceso volitivo. Cambia sin nuestro consentimiento. Pero claro, si somos sabios podemos aprender de los cambios. Nuestra vida es un milagro. Por eso debemos romper la cáscara como hace una semilla. Debeos lanzarnos a la vida. Max Lucado escribió: “¿Quiere ver un milagro? Haga esta prueba. Tome una semilla del tamaño de una peca. Póngala bajo varios centímetros de la tierra. Déle suficiente agua, luz y fertilizante. Y prepárese. Una montaña será movida. No importa que la tierra sea millones de veces más pesada que la semilla. La semilla la empujará hasta correrla. Cada primavera, soñadores de todo el mundo plantan pequeñas esperanzas en suelo arado. Y cada primavera, sus esperanzas presionan contra lo imposible y florecen. Nunca subestime el poder de una semilla”.
Somos semillas y todos tenemos las mismas propiedades. Sin embargo, solo los que rompen la cáscara del miedo a la vida, viven realmente. Tenemos sueños, esperanzas, deseos de amar, pero solo veremos cumplidos nuestros anhelos si decidimos vivir con coraje. Es verdad que en la vida hay problemas. Por momentos estamos en la gloria y al minuto siguiente un acontecimiento viene a enturbiar nuestra vida y flaqueamos. Sin embargo, tener problemas no es lo mismo que ser problemas. El Dr. Theodore Rubin explica mucho mejor que yo lo que quiero decir: “El problema no es que haya problemas sino esperar lo contrario y pensar que tener problemas es un problema”. Para vivir, es necesario coraje. “La intensidad de la vida depende de cómo la miramos”, dijo Kahlil Gibran, quien cité al principio.

Julio C. Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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