miércoles, 8 de agosto de 2007

Dos espadas no caben en la misma vaina


Mateo 6:24 dice: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá a otro, o será fiel a uno y despreciará al otro”. Que sencillo y profundo es este mensaje de Jesús. Estos dos señores a quienes podemos servir son Dios y el diablo. Si servimos al diablo obviamente vamos a cosechar derrota, sufrimiento y muerte, pero si servimos a Dios vamos a cosechar felicidad, gozo y paz. El que se esfuerza en poner en práctica los mandamientos de Dios vera que es posible sobreponerse a las adversidades, sacando lo bueno de cada situación. Y en las sagradas escrituras Dios nos ha comunicado su voluntad. Es evidente, que si no hacemos la voluntad de Dios, tendremos que atenernos a las consecuencias. Si no servimos a Dios, directa o indirectamente estamos sirviendo al enemigo. Un proverbio dice: “Dos espadas no caben en una vaina”. Si Cristo gobierna nuestra vida seguramente experimentaremos una vida con significado y disfrutaremos de la vida.
Primera de Juan 4:8 dice que Dios es amor. Por lo tanto, él desea lo mejor para sus hijos. Aunque los seres humanos le hemos rechazado, él de todas formas nos sigue amando. Y nos ama tanto que ofreció a su Hijo en sacrificio para darnos vida eterna. Dios quiere que lleguemos al conocimiento pleno de la verdad y esta verdad es Cristo. (1 Timoteo 2:3,4). Juan 17:3 dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. El diablo vino a matar y destruir a la gente, pero Cristo vino a darnos un propósito para vivir. Al dejarnos gobernar por Cristo vamos hacia la bendición y la prosperidad integral. Al poner en práctica la palabra de Dios dejamos que Cristo gobierne nuestras vidas. Mediante el conocimiento de las sagradas escrituras nuestra conducta es restringida por la luz divina, refrenando el mal. El Dr. Luís Palau, en un articulo titulado Teniendo fe en la palabra de vida, escribió: “¿Para qué fue escrita la Biblia? El gran mensaje de la Biblia es que, a través de su Palabra, Dios desea cambiar radicalmente la vida de hombres y mujeres, preparándolos para la eternidad con El en gloria. La Palabra de Dios tiene poder para transformar individuos de pecadores condenados a creyentes redimidos. La Biblia tiene poder para cambiar tanto al importante como al insignificante, al rico como al pobre, al educado como al ignorante. La Biblia tiene poder para transformar a un cristiano débil en uno triunfante. Eso se conoce como la obra de santificación. La Biblia nos liberta del pecado, nos limpia y ante Dios nos hace santos en nuestro caminar. La Palabra de Dios inmediatamente señala las pequeñas zonas de pecado en el altar de nuestra alma. Sin embargo, las Biblias con polvo conducen a vidas sucias”.
No podemos servir a dos señores. Elegir a quien servir es una decisión personal. Pero hay que decir que servir a Dios es gratificante. Este simple mensaje de Jesús nos desafía poner nuestra mirada en Dios, lo cual nos hace tomar distancia del mal, acercando a la justicia, la bendición y amor. Finalmente quiero citar un texto con tres puntos importantes que todo cristiano debe saber: “1. Para ser amigo de Dios, tiene que adquirir un buen conocimiento de la verdad bíblica (1 Timoteo 2:3, 4), poner fe en las cosas que ha aprendido (Hebreos 11:6), arrepentirse de sus pecados (Hechos 17:30, 31) y volverse de su proceder anterior en la vida. (Hechos 3:19.) Luego su amor a Dios debería motivarlo a dedicarse a él. Eso quiere decir que, en privado, mediante una oración personal usted le dice a Dios que se entrega a él para hacer su voluntad. (Mateo 16:24; 22:37.) 2. Después de haber estudiado la Palabra de Dios hasta el punto de dedicarse a él, entonces debe bautizarse. (Mateo 28:19, 20.) El bautismo hace público el hecho de que usted se ha dedicado a Jehová. Por eso solo se bautizan aquellos que tienen suficiente edad para tomar la decisión de servir a Dios. Cuando una persona se bautiza, todo su cuerpo debe estar sumergido en el agua unos instantes. (Marcos 1:9, 10; Hechos 8:36.)3. Una vez hecha su dedicación, Jehová espera que viva en conformidad con su promesa. (Salmo 50:14; Eclesiastés 5:4, 5.) El Diablo intentará que usted deje de servir a Jehová. (1 Pedro 5:8.) Pero acérquese a Dios en oración. (Filipenses 4:6, 7.) Estudie su Palabra todos los días. (Salmo 1:1-3.) Manténgase unido a la congregación. (Hebreos 13:17.) Si hace todo esto, conseguirá la fortaleza para permanecer fiel a Dios. Podrá hacer lo que Dios exige de usted durante toda la eternidad”.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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