jueves, 9 de agosto de 2007

El propósito de la cruz


Jesús murió en la cruz con el propósito de reconciliarnos con Dios. A causa de su sacrificio podemos tener comunión con nuestro Creador. Romanos 5:8-10 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”. Dios nos ama tanto que ofreció a su único Hijo por nosotros. Todos los que aceptamos a Cristo como nuestro salvador personal, Dios nos ve perfectos porque nos ve a través de la sangre de su unigénito. Los que aceptan a Cristo se constituyen hijos de Dios. Toda la creación tiene sentido porque Dios lo creo todo. Y la vida humana tiene sentido porque Dios le da sentido y propósito a todo aquel que en él cree. Cuando le preguntaron cual era el camino a la salvación, Cristo respondió: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi”. (Juan 14:6).
Dios creo al hombre a su imagen, pero esa imagen se desfiguró cuando los dos primeros seres humanos comieron del árbol prohibido y desobedecieron a Dios. Por lo tanto, los que nos buscan a Dios no pueden ser salvos y la imagen de Dios en ellos yace desfigurada por el pecado. “Lejos está de los impíos la salvación, porque no buscan tus estatutos”, dice el salmo 119:155. Todos los seres humanos sobre la faz de la tierra necesitamos estar en comunión con Dios. Negar esta necesidad es muy peligroso. Proverbios 14:12 dice: “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero su final es el camino de muerte”. En occidente hemos oído hablar de Cristo o hemos una película sobre su vida, hemos visto algún Crucifijo, hemos visto alguna estampita o póster, pero esto es conocimiento intelectual. Esto no es conocerlo. Conocerlo es experimentarlo en corazón, es dejar que él entre en nuestra vida y nos haga nacer a una nueva vida en él. “Se puede decir que casi todos están familiarizados con términos como “perdón de pecados”, “la sangre del Cordero” o “el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario”. Si asumimos que lo anterior es cierto, podemos concluir que el problema principal de la sociedad no es la falta de conocimiento intelectual de Dios o de la salvación que Él ofrece a través del Señor Jesucristo. El apóstol Pablo afirma que el problema principal del hombre no es su falta de conocimiento intelectual de Dios. Pablo declara en Romanos I: “Pues aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias…” (Romanos 1:21). Es mas, la historia nos muestra que el hombre, en muchos lugares y épocas, ha tenido la oportunidad de escuchar acerca de la salvación que Dios ofrece a través del Señor Jesucristo, por lo que es razonable afirmar que el plan de salvación ha sido escuchado por la mayoría de personas en nuestra sociedad occidental. No obstante lo anterior, creo que la predicación del mensaje de salvación no ha tenido el efecto que se podría esperar. Estoy seguro que podemos afirmar que ese plan de evangelismo a largo plazo ha generado muchos millones de “cristianos nominales”, oficialmente religiosos, pero carentes de poder y cuyas vidas no han sido transformadas en la forma que el Señor Jesucristo podría hacerlo”. Cristo no simplemente un conocimiento intelectual o una experiencia religiosa, Cristo es nuestro Salvador personal. Si creemos en él tenemos vida eterna y ya no estamos muertos en nuestros pecados sino que su sangre nos ha limpiado y somos justificados delante de Dios. ¡Ya no vivimos nosotros sino Cristo vive en nosotros!

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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