miércoles, 15 de agosto de 2007

Cómo lidiar con la inseguridad


La inseguridad es un mal que aqueja nuestra época. Al mirar la televisión advertimos incertidumbre, desocupación, piquetes, injusticias, robos, asesinatos, secuestros, y todo tipo de aberraciones. Transitamos días de tensión y aislamiento, angustia y depresión. Protegemos nuestros hogares con rejas, alarmas, y la clase alta con seguridad privada. Pero aunque procuramos estar un poco más seguros, de todas formas la inseguridad y la incertidumbre siguen vigentes dentro del corazón humano.


El profeta Jeremías dijo: “Maldito el varón que confía en el hombre… y su corazón se aparta de Jehová”. (Jeremías 17:5). Podemos depositar nuestra confianza en los hombres, pero jamás podrán satisfacer nuestra intrínseca necesidad de seguridad. Así que nuestra seguridad interior no puede ni debe depender de los demás. Los seres humanos somos falibles, cometemos errores, fallamos. Algunos buscan seguridad en el dinero porque creen que el poder del dinero puede aportarles seguridad interior. Pero después de un tiempo se dan cuenta de que el dinero puede comprar rejas, alarmas y seguridad privada, pero no puede aportar seguridad interior. Así que depositar la confianza en el dinero es un error. Entonces, ¿Dónde podemos encontrar seguridad y paz interior? ¿En quien podemos confiar? El salmo 112:6-8 dice: “Por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo. No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová. Asegurado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo”.
Podemos estar rodeados de malas noticias, malos presagios, gente conflictiva, pero aunque todo este convulsionado, podemos confiar en Dios. Los que confían en Dios no serán conmovidos. Cuando cite a Jeremías no quise decir que no debemos confiar en nadie. Claro que debemos confiar en nuestros seres queridos, amigos, compañeros de trabajo, pero hay que tener en cuenta que pueden fallarnos. También, quiero decir que aunque los medios hablen de malas noticias, podemos estar tranquilos y tener paz mental si confiamos nuestras vidas a nuestro Padre Celestial. Cuando confiamos en Dios jamás nos derrumbaremos aunque el mundo se caiga a pedazos. Mientras otros buscan seguridad en el dinero, las rejas, la desconfianza, nosotros confiamos en Jehová, porque en él estamos seguros. Claro que no esta demás proteger nuestras pertenencias, pero la verdadera seguridad no es exterior sino interior y tiene que ver con la paz interior. Jesús dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”. Si deseamos ser vencedores y triunfar sobre el temor, debemos confiar en Dios. Él tiene cuidado de nosotros. Él no se duerme. Él conoce nuestro sentarnos y nuestro levantarnos. Jamás debemos dejar a Dios como último recurso. El apóstol Pablo escribió a los corintios: “El que piensa estar firme, mire que no caiga”. Finalmente una canción basada en el salmo 91:4 dice:

“Bajo sus alas, bajo sus alas,
¿Quién de su amor no puede separar?
Bajo sus alas morirá mi alma
En sempiterna seguridad”.
William O. Cushing & Ida D. Santey.


Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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