sábado, 23 de junio de 2007

Sin amor la tierra se convertiría en una tumba.



Alguien dijo que no hemos sido creados para dar odio sino amor. Actualmente vivimos en un mundo plagado de individualismo y egoísmo, y esto hace que las personas busquen sus propios beneficios e intereses, dejando de lado a los demás. La madre Teresa dijo alguna vez que debemos amar hasta que nos duela, porque si nos duele es buena señal. Cuando amamos a los demás mejoramos como personas. Robert Browning tenía razón cuando dijo: “Haced desaparecer al amor y la tierra se convertiría en una tumba”.
Voy a ilustrarte con una historia lo que significa amar al prójimo. Se cuenta la historia que un granadero que vivía en Oklahoma estaba buscando su ganado que se había pasado a un rancho contiguo sin su conocimiento. Sucedió que al descubrir que sus animales se habían ido y no regresaban, fue a buscarlos. Pronto encontró sus huellas en la propiedad de su vecino. Entonces erróneamente al tocar a la puerta de su vecino, preguntó a este:
-¿Dónde esta el ganado que me ha robado?
Por supuesto, el comentario de este hombre hizo que su vecino se enfureciera. Y brotó una candente discusión.
Finalmente, el vecino de este ganadero, dijo enfurecido:
-¡Váyase de mi propiedad o lo mato! ¡Y no regrese jamás porque si lo hace voy a matarlo!
Inmediatamente después que escucho esto, entonces este hombre lo amenazó con estas palabras:
-Entonces, si usted va a mi propiedad, también ¡voy a matarlo!
Enfurecido el que granadero que pensaba que le habían robado su ganado subió a su camioneta y con chillidos de neumáticos se alejo por el camino de arenosa graba. Durante dos años estos dos hombres no se hablaron y se rechazaron mutualmente. Entonces, el granadero que había acusado inexactamente a su vecino, escuchó en una iglesia cristiana un mensaje de confesión, reconciliación y perdón, y se sintió profundamente culpable de haber acusado injustamente a su vecino. Además, aunque todavía creía que su vecino había robado su ganado, igual decidió disculparse, aún si esto significaría enfrentarse con un rifle cargado. De esta manera, este hombre manejo unos kilómetros hacia el rancho de su vecino. El propietario salió a la puerta y le gritó enfurecido:
_ ¿Qué esta haciendo en mi propiedad? Le dije que si volvía lo mataría.
- He venido a disculparme- dijo este hombre arrepentido de haber acusado a su vecino-. He venido a que decirle que lamento mucho lo sucedido.
- Bueno, entonces supongo que yo debería disculparme también ya que no me comporté como debía. Además quiero que sepa que yo no robe su ganado. Las reces rompieron la cerca y vagaron dentro de mi propiedad. Cuando usted me acuso de robo, decidí guardármelas. Pero ahora que se ha disculpado, puede llevarse su ganado de regreso.
Entonces, el vecino de este hombre arrepentido acorralo el ganado y los becerros que habían nacido durante aquellos años y los devolvió a su verdadero dueño, quien resulto siendo más rico debido a su disculpa.
Siempre debemos tener en cuenta que el perdón y el amor son dos elementos enriquecedores que nos conducen a la felicidad. Si no amamos estamos muertos en vida. Debemos amar, perdonar, salir hacia los demás. Recordemos que lo que sembramos eso cosechamos. Si damos odio recibiremos odio, pero si amamos cosecharemos amor. Uno recibe lo que antes ha dado. “Amar es encontrar en la felicidad de otro la propia felicidad”, dijo Gottfried Wilhelm Leibniz.

Julio césar cháves

escritor78@yahoo.com.ar

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