viernes, 22 de junio de 2007

Los frutos del Espíritu Santo.


Mateo 7:20 dice que los cristianos son conocidos por los frutos. ¿Cuáles son esos frutos? Gálatas 5:22,23 contiene la respuesta: “Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. Cuando aceptamos a Cristo como nuestro salvador personal, ya no seguimos a Cristo únicamente con nuestras fuerzas sino que tenemos un ayudador llamado el Espíritu Santo, quien nos guía a toda verdad y nos ayuda a hacer la voluntad de Dios en todo momento de nuestra vida. El evangelio de Cristo produce frutos en los cristianos. El mensaje de la Biblia no es teoría vacía sino que produce cambios y frutos en la vida de quienes siguen a Cristo.
El Dr. Billy Graham en su ensayo El Espíritu Santo, cuenta que los cristianos no podemos hacer la voluntad de Dios ni podemos tener paz sino no estamos en comunión con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es una persona y podemos relacionarnos con él. Cuando rendimos todas las áreas de nuestras vidas al Espíritu el Señor nos llena de frutos que nos ayudan a tener paz con Dios y con los demás. El Espíritu de Dios nos llena de amor y erradica de nosotros todo egoísmo, mezquindad, individualismo, narcisismo, egolatría. Además llena nuestros corazones de amor hacia nuestra familia, nuestros vecinos, nuestros semejantes en general. Si el Espíritu Santo controla nuestras vidas nos amamos y nos hacemos el bien unos a otros. La vida tiene sentido, estamos satisfechos, nuestra vida tiene sentido. Porque el Señor nos consuela y nos da paz aún en medio de las circunstancias más amargas y tristes.
Efesios 4:25-32 dice: «Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.»
Los creyentes no estamos solos, contamos con la comunión con el Espíritu Santo. Todo el tiempo el Espíritu Santo esta con nosotros acercándonos al Señor. Sin la ayuda del Espíritu Santo no podemos seguir a Cristo. Jesús antes de ser tentado por el diablo fue lleno del Espíritu Santo. No podemos enfrentar al diablo si no estamos en comunión con Dios. Únicamente tenemos paz y victoria si depositamos nuestra confianza en el Señor rindiéndonos al Espíritu Santo. Si leemos la palabra del Señor y oramos, pidiéndole al Señor que nos llene con su Espíritu llevaremos una vida de victoria y gozo en Dios. Nuestra vida tendrá sentido y seres felices. “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos Espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos los unos a otros en temor de Dios”. (Efesios 5:18-21).

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

No hay comentarios.: