domingo, 6 de mayo de 2007

Piedras de falta de amor.


Hay piedras que pueden estar sumergidas en un río, pero si uno las saca y las parte, se da cuenta de algo muy significativo: por dentro están secas. Estas piedras son una apología de la gente que está sumergida en el cristianismo, pero si uno empieza a buscar, se da cuenta de algo muy significativo: por dentro están secos. Hay individuos que se auto-titulan de verdaderos cristianos, nacidos de nuevo. Sin embargo, aunque son denodados seguidores de Jesús, según ellos mismos, sus vidas carecen de amor hacia los demás cristianos, vecinos y hasta sus propios familiares. ¿Estos son auténticos cristianos? En realidad estos individuos son íntimos amigos de la envidia, del odio, y del teatro, puesto que son muy buenos actores. Fingen ser cristianos, fingen tener piedad, mientras cosechan las flores de su propio jardín y codiciar las flores del jardín ajeno. Piedras mojadas por fuera, pero secas por dentro. La realidad es fuerte, pero es la realidad. ¡Mejor es una hormiga viva que un elefante muerto!
Confesemos con lágrimas humanas que hay veces que fingimos amar. Confesemos cuanto nos falta. Confesemos que muchas veces comemos miel, pero que a veces no aportamos nada para la colmena. Es hora de que la tolerancia llegue a su límite. Un médico dijo: “El hombre justo no puede escuchar a los que predican la caridad para seguir aprovechando la injusticia”. ¿Pensamos nosotros como este médico? ¿Nos interesa realmente la sociedad? ¿Nos interesa ser mejores personas, cristianos y mejores individuos? ¿Nos importa realmente aportar algo a la colmena? ¿O seguiremos comiendo miel gratis, preocupándonos solo por las cosas nuestras?
Es, pues, obvio, que vivimos en un mundo caído, donde no existirá la perfección hasta que Cristo venga, sabemos que esto sucederá pronto, y cuando ocurra, tendremos que postrarnos ante nuestro Señor y debemos pedirle perdón por nuestra falta de amor e integridad. Recordemos que Jesús dijo que el amor de unos hacia otros es una prueba de que somos los auténticos cristianos. Jesús dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. (Juan 13:34-35). Cuando falta amor, es una irrefutable prueba de que algo esa funcionando mal. Cuando falta amor, cuando los hermanos se pelean –como José Hernández- , los devoran los de afuera. El amor es el distintivo de los santos. Madre Teresa de Calcuta dijo: “Bienaventurados los que saben dar (Salvación, amor, solidaridad, etc.) sin recordarlo y recibir sin olvidarlo”.
Cuando dejemos de sentir amor del todo ya no habrá más remedio. Cuando pase esto, desgarremos nuestro corazón y considerémonos perdidos. La realidad es que el único que vivió sin máculas y sin pecado es Jesús, Jesús le dio al mundo un termómetro con la escala adecuada, por medio de lo cual el mundo nos prueba, y si no tenemos amor, la gente de nuestra sociedad puede llegar a la ineludible conclusión de que quienes dicen ser cristianos, en realidad no lo son. Por supuesto que hay hipócritas que se mofan de los cristianos por desprecio y descalificación. Pero, a pesar de los hipócritas que miran lo negativo porque ya practican como arte la desgracia y la estupidez, debemos aceptar nuestra responsabilidad, tanto individual como colectiva, de amarnos unos a otros, para que de esta manera, el mundo no tenga razón válida para decir que no somos cristianos auténticos. Benjamín Franklin dijo: “Perder la buena reputación es como estar muerto entre los vivos”.
Julio C.Cháves.
juliogenial@hotmail.com

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