sábado, 26 de mayo de 2007

Friedrich Nietzche, Aldoux Huxley y Yo


Friedrich Nietzche es uno de los pensadores del siglo XIX que, al igual que Darwin o Marx y tantos otros librepensadores, han marcado de manera indeleble la cultura contemporánea. Nietzche es la clave de aquellos individuos que excluyen a Dios de sus vidas. Fue el primer hombre que exclamó en el sentido moderno: “¡Dios está muerto!”. Además, fue el único en decir: ¿Será el hombre una equivocación de Dios? ¿O Dios una equivocación del hombre? Esto lo afirma en su libro ‘El crepúsculo de los ídolos’. Nietzche odiaba a Dios. Para él había muerto. El tuvo la suficiente inteligencia para comprender los resultados de estar lejos de Dios. Si Dios está muerto, nos hemos quedado sin nada, no hay vida. Creo que no fue simplemente su enfermedad venérea en Suiza lo que le volvió loco. Creo que Nietzche, en su locura, hizo una afirmación filosófica. Llegó a comprender empíricamente que si Dios está muerto no hay respuesta a nada, y el único fin es la locura. Nietzche no era un ignorante, era un hombre de letras. Entre otras cosas se destacó como profesor de filología clásica en la Universidad de Basilea, publicó numerosos libros, y fue un filósofo prolífico. Pero cometió un letal error: despreció a Dios, y por esto, los psiquiatras le diagnosticaron esquizofrenia. Sin Dios el fin de todo es la locura.
Aldoux Huxley es uno de los predicadores de la cultura de la droga. Huxley no era un hombre ignorante, pues era un escritor muy importante en su país natal. Autor de novelas como: “Contrapunto”, “Un mundo feliz”, “La isla”, “Los demonios de Loudun”, y de ensayos como: “La filosofía perenne”, “Las puertas de la percepción”. Este escritor inglés es el padre del moderno culto a la droga. No es que Huxley sugiera la droga como camino de evasión, sino que lo que dice es que, ya que la razón no nos conduce a ningún sitio, podría darse la droga a las personas sanas para ayudarles a conseguir alguna clase de experiencia que pudiera ser optimista. Huxley jamás abandonó el último capítulo de ‘The humanist frame’, editado por su hermano Julián, se ve claramente que Aldoux se mantuvo firme en ella hasta el final. Hizo a su esposa prometerle que, cuando él se hallase en transe de muerte, le administraría LSD para que muriese en el curso de un ‘viaje’. Esto es el mundo de la droga. Todo drogadicto sigue el mismo curso de la vida que Huxley en busca de lo superior y la esperanza de algo más elevado. Aldoux era un hombre inteligente, racional, pero no obstante vivía como un individuo irracional. Por esto perdió su alma para siempre. Ese fue su error mortal delante de Dios y sus ángeles.
Creo, pues, que huelga explicar que Nietzche y Huxley perdieron sus almas ya que menospreciaron al creador. Ahora bien, ¿qué tengo que ver yo con Nietzche y Huxley? ¿Qué tenemos en común todos nosotros con estos hombres? Mi respuesta personal es la siguiente: Yo en 1996 andaba en caminos erráticos. Para mí Dios no existía, ya que en este sentido pensaba como Nietzche. Debido a esta forma de pensar estaba al borde de la locura. A veces me pasaba horas enteras escuchando Heavy-Metal y pensaba en la nada y en la muerte. Es por este escepticismo hacia Dios, que me drogaba como Huxley. Yo buscaba, sin darme cuenta, el sentido de la vida. Vivía aferrándome a valores aprendidos de memoria. Creía que mi vida era producto de la casualidad, del Big Bang según afirman científicos como el Dr. Stephen W. Hawking. Sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo, me di cuenta, a tiempo, que únicamente dependemos de Dios para trascender por sobre todo el universo. ¿Cómo lo logramos? Es fácil, pues simplemente hay que creer en el Señor Jesucristo para llegar a Dios. Jehová Dios es el único ser que da sentido veraz para vivir dichosamente. El apóstol Pablo dijo: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y toda tu casa”. (Hechos 16:31).
Julio C. Cháves.
Escritor78@yahoo.com

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