
El sociólogo polaco Zygmunt Bauman encontró una metáfora justa y precisa para explicar y definir este mundo que cambia constantemente. El término Modernidad Líquida, que este pensador polaco acuñó y propone en lugar del gastadísimo término Posmodernidad, alude a una realidad que -como el agua- cambia constantemente de forma. "La vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante", expresa Zygmunt Bauman en su último ensayo, Vida líquida. En sus ensayos sociológicos el autor congrega una serie de impresiones sobre la existencia diaria en sociedades que privilegian la velocidad y el vértigo por sobre la duración y en la que todo -cosas, vínculos, sentimientos, valores- tienen fecha de caducidad. Ya no hay nada sólido y valores como el amor, el respeto, el altruismo, la amistad, entre muchos otros, se están perdiendo, predominando en su lugar el individualismo, la mezquindad, el narcisismo y el relativismo moral. Los cristianos tenemos que ser de creencias sólidas y seguir fieles a Cristo en este mundo líquido, donde Dios ha sido dejado de lado y donde lo único que importa es el aquí y ahora. Debido a que todo es líquido las relaciones humanas se han tornado inestables, imprecisas, debilitadas. El compromiso con otro es la excepción y no la regla. Reina la desconfianza, la permisividad y el sálvese quien pueda. Han surgido muchos debates respecto a la relación de los cristianos con la Posmodernidad o Modernidad Líquida en términos de Bauman, ya que por procurar adaptarse a los tiempos que corren muchos cristianos han visto debilitada su fe. En la prestigiosa revista Church Business, el experto en medios de comunicación Phil Cooke, expresó: “En lugar de unirnos para impactar la cultura postmoderna, estamos perdiendo nuestro tiempo tratando de definir que es el postmodernismo, quien es muy postmoderno y quien no lo es en absoluto. Nuestro evangelismo está en desventaja si no creemos correctamente en relación a quién es realmente Dios y que significa ser cristiano. Lo que usted cree pasa a ser irrelevantes si en realidad usted no actúa y vive de acuerdo a sus convicciones cristianas. Las iglesias no deben sólo enseñar la doctrina sino vivirla en la esfera. El postmodernismo es un tema que se debate en la mayoría de las iglesias de hoy, sin embargo, no hemos notado algo que es más importante, y es que la sociedad se ha vuelto post-cristiana”. La iglesia de Cristo, más precisamente los cristianos, debemos entender que obviamente que nos vamos adaptando en ciertos aspectos a los tiempos que corren, como la tecnología, la vestimenta, los medios de transporte y el modo de comunicarnos, pero de todos modos debemos entender que la palabra de Dios no ha perdido vigencia sino que su mensaje es actual y que el propósito de la palabra de Dios es explicarnos el camino de la salvación a través del sacrificio de Cristo. Dios sigue demandando que los creyentes pongan en práctica la palabra de Dios y sigan a Cristo con sus palabras y hechos. Sabemos que estamos viviendo en la era de la Modernidad Líquida, donde no hay valores ni certezas sólidas, pero Dios nos pide que seamos cristianos sólidos y de esta manera demos testimonio de nuestra fe y seguridad en Dios en un mundo inseguro, líquido, cambiante. Hebreos 4, 12-13, finalmente nos dice: “Ciertamente la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas”.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
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