
Estoy frente a mi televisor. Dispongo de control remoto. Cambio de canal cuando quiero. ¿Qué veo? Veo estupidez. Periodismo estúpido. Todología y discursología televisada. Practico el zapping. Y otra vez los todólogos tapan la pantalla. Hablan de políticos, diputados, fiscales y policías corruptos. Yo les casé la onda. Lo que intenta hacer es atrapar mi atención. Son todólogos intelectuales, profesionales. Saben lo que dicen porque saben de TODOOO…Sergio Vainman definió a los todólogos así: “El lema de todo buen todólogo es sabio y concluyente: “Opino de todos los temas y de los que no sé nada, mucho mejor”. Los todólogos están por doquier. En la calle, en la tapicería, en la carnicería, en la escuela y en la iglesia. Los cristianos mal informados, mal preparados, receptores pasivos, se comen el mensaje de los todólogos como si estarían comiendo el mejor de los manjares. Los todólogos predican un mensaje que dura horas y que nunca termina. Empiezan hablando en Génesis y terminan hablando en Apocalipsis. Los todólogos son los profesores que van a la escuela, se sientan y dejan que los adolescentes o jóvenes hagan lo que quieran y no enseñan nada. Yo soy un joven que trabaja de albañil y de cuando en cuando de peluquero, pero eso no significa que sea un ignorante que se traga, sin preguntas, la discursología de la gente en la televisión y de la calle y el supermercado, que son todólogos y gente con vocación fingida. Estoy harto de ser engañado por opinólogos, fabuladores y novelistas que predican sus historias como si fueran verdades absolutas. Esto pasa en la calle, la televisión y en la iglesia.
El apóstol Pablo me enseñó que debo escuchar todo y retener lo bueno. Mi pregunta es: ¿Qué hago con lo malo? ¿Conspiro en silencia para que siga existiendo? Creo que hay que desenmascararlo. El charlatanismo es charlatanismo. Cuando uno opina, debe opinar con fundamento. La discursología urbana es un conjunto de palabras huecas, sin sentido, sin pasión. El todólogo vive adulando, exagerando, hablando de aviación sin saber lo que es un avión. La magia de la vida cotidiana nos brinda de todo. Sergio Vainman sigue su descripción de los todólogos: “Un todólogo es, por lo tanto, un hombre (o mujer) que está (o se siente) habilitado para hablar y opinar de todos los temas que aparezcan, ya sea en simples conversaciones, en charlas de café, conferencias, congresos, aulas escolares y universitarias, programas televisivos, entrevistas radiales, filmes documentales, encuestas callejeras, reuniones de sociedades de fomento o asambleas plenarias de las Naciones Unidas. Se dan casos excepcionales en los cuales los todólogos alcanzan las más altas esferas del poder y desparraman todología por despachos ministeriales y sillones presidenciales.
Muchos podrían calificarme de todólogo por el hecho de que escribo columnas de diferentes temas semanalmente. A los tales, les informo que cada tema que abordo en estas columnas de opinión, están respaldadas por la lectura de libros de diversos temas que, obviamente, tratan sobre los temas que yo, desde mi modesto punto de vista, cuestiono, pienso, repienso y vuelvo a pensar. Los todólogos son verborrágicos, multitemáticos, irrespetuosos. Profanan la verdad porque de esa manera lucran. “A modo de humilde conclusión -escribió Sergio Vainman- e intentado definir con propiedad la preponderante función social que cumplen los todólogos, nada mejor que parafrasear los inmortales versos de Enrique Santos Discépolo en su tango “Chorra”. De la todología también podría decirse: “Cuídense porque anda suelta, si los cacha los da vuelta, no les da tiempo a rajar”.
Julio C. Cháves.escritor78@yahoo.com.ar
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