domingo, 29 de abril de 2007

El film Amores perros y el torturante enigma del mal.


Hace un tiempo vi una película titulada “Amores perros”. En ella, se entrelazan tres oscuros episodios de fuerte tensión dramática. Responde a una significativa metáfora donde vínculos afectivos trágicos, traicioneros, promiscuidad y delirios para sobrevivir con la fórmula del “Sálvese quien pueda”, ponen sobre el tapete lo que puede haber de perrería en la naturaleza humana que, de todos modos, no resigna la responsabilidad de reconciliarse consigo misma.
Densa y arrolladora, esta talentosa película no da descanso, estremece desde el principio hasta el final, contagiando una cuota de humanidad aún en las fieras contradicciones de esos personajes golpeados por la vida. “Amores perros” es una película dura, sórdida, un símbolo de la ciudad de México tentadora y violenta. Pero una inmensa urbe es al mismo tiempo perturbadora y excitante, como lo es “Amores perros”, que no vanaliza la violencia, la marginalidad , la falta de oportunidades y aún la muerte sino la muestra con un realismo extremo, mediante un riguroso lenguaje fílmico, dejando paradójicamente abierta la posibilidad de la esperanza y la redención.
Nadie puede negar que esta película ilustra perfectamente la situación del mundo actual. No cabe duda, pues, que la humanidad ha llegado a una encrucijada decisiva en su larga y dolorosa historia sobre la tierra. Aún el observador superficial de esta película presiente que estamos en vísperas de sucesos reales en toda su dimensión. No es de extrañar, entonces que el desconcierto, la violencia y la angustia sean características predominantes de nuestros días, pues a pesar de los mejores esfuerzos a favor de la paz y los derechos humanos, la humanidad y Argentina, se siente arrastrada a su completa confusión y destrucción moral.
Ahora, ¿cómo se explica semejante situación actual? ¿Pudo un Dios justo, amante y misericordioso haber creado un mundo perverso y malo, y un hombre cargado de defectos y deformidades morales, como lo son los personajes de “Amores Perros”? De ninguna manera. Dios en Génesis dice: “Vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí era bueno en gran manera”. (Gé. 1:31). En los orígenes de la tierra era un lugar idílicamente bello. La apariencia de la tierra era de sobresaliente belleza. Verdeantes y suaves colinas vegetadas alternaban con extendidas llanuras, rumorosas corrientes, lagos de agua cristalina y bosques majestuosos de flora extraordinariamente rica y variada, en la que predominaban árboles frutales. Los animales, todos ellos mansos y de aspecto agradable, respondían con docilidad a la voluntad del hombre. Los hombres poseían integridad moral. Dios, en los comienzos, quedó embargado por un sentimiento de satisfacción y declaró que todo cuanto se había hecho era perfecto.
Si esto es así, ¿cómo se produjo, entonces, este panorama de caos, maldad y dolor que caracteriza a la humanidad de hoy, que está perfectamente ilustrada por “Amores perros”, y que hace que nuestro mundo, nuestra sociedad, sea la mota negra del universo? Esto, sencillamente está sucediendo por la decisión voluntaria del hombre de violar las eternas leyes morales de Dios. A esto se debe la violencia de perros contra perros y hombres contra hombres. Salomón, el mayor de los sabios de la antigüedad, analizó la presencia del mal en la tierra, y llegó, en virtud de su propia razón y con la ayuda de la inspiración divina, a esta conclusión: “He aquí solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre perfecto y recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”. (Eclesiastés 7:29).
Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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