domingo, 18 de marzo de 2007

Una perseverante buena actitud.

“Una perseverante buena actitud”

El Dr. Víctor Frankl, aquel valiente e intrépido judío que fue hecho prisionero durante el Holocausto, soportó años de indignidad y humillación por parte de los nazis antes de ser finalmente liberado. Al comienzo de su penosa experiencia, fue llevado a una sala de justicia de la Gestapo. Sus apresadores le habían quitado su hogar y a su familia, su preciosa libertad, sus posesiones, incluso su reloj y su anillo de bodas. Le habían afeitado la cabeza y despojado de su ropa. Y allí estaba, ante el alto mando alemán y bajo aquellas luces antagónicas, siendo interrogado y acusado falsamente. Se hallaba desamparado, era sólo un peón desvalido en las manos de “Humanos Crueles”; predispuestos en su contra, sádicos…No tenía nada…Pero no, eso no era cierto; pues de repente Frankl comprendió que había una cosa que nadie le podría quitar jamás, únicamente una: La capacidad de elegir su actitud ante semejante crueldad.
Los nazis le robaron todo. Sin embargo, no le pudieron arrebatar su capacidad de reaccionar de manera positiva ante la adversidad. Este hombre se sobrepuso al maltrato que le aplicaban y luchó aguerridamente, no con armas de guerra, sino con su interior y su voluntad, y logró salir adelante. Debido a la actitud positiva que albergó en su corazón, logró sobrevivir al Holocausto. Tener una actitud positiva es muy importante. Esto es lo que aprendemos del Dr. Frankl. Fomentar lo positivo ante la adversidad es crucial. De nuestra actitud depende la victoria. Tener un propósito para vivir es fundamental para disfrutar la existencia. El Dr. Anthony Campolo declaró: “La vida es intolerable para quien carece de propósito”. Vivir tiene sentido, vale la pena. Es inevitable que tengamos problemas. Lo importante es hacerle frente a las circunstancias negativas con osadía y coherencia. Ahí está la victoria…
Benjamín Franklin declaró: “Lo que hiere, enseña”. La vida tiene sentido justamente cuando estamos atravesando un problema. Luchar es un desafío. Hay personas que cuando vienen las pruebas se caen y jamás se vuelven a levantar. En contraste, están los individuos que se caen y levantan con fuerzas renovadas y vivificadas. En el dolor es cuando nos hacemos más sabios, inteligentes, pacientes, empáticos, compasivos, más humanos. Porque cuando todo funciona bien es difícil valorar la vida y a las personas. Pero cuando los problemas nos aquejan es cuando valoramos la vida verdaderamente. Únicamente el que estuvo al filo de la muerte sabe lo que es la vida. Solamente el que perdió la vista sabe lo que significa qué es la luz. Proverbios 24:16 dice: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse”.
Es en los momentos de dolor cuando valoramos la fidelidad de Dios. En las pruebas Dios nos perfecciona, nos cambia, nos pule. Llorar es de humanos. Sufrir es de humanos. Los problemas sacan lo mejor de nosotros, nos hacen más sabios y nos enseñan a valorar lo importante que es la intervención del Creador en favor del ser humano. Es verdad que podemos evitar muchos problemas llevando una vida disciplinada, ordenada, orientada por la voluntad de Dios y su palabra. Sin embargo, lo aceptemos o no, mientras estemos en la tierra tendremos que lidiar con circunstancias y momentos muy dolorosos. La vida es así. En tales adversidades es indispensable que tengamos en cuenta a nuestro Dios, pues él tiene cuidado de nosotros. Jerry Bridges en su libro “Confiar en Dios” expresó: “Dios no nos causa aflicción o pesar con gusto. No se deleita en llevarnos a experimentar dolor y angustia. Siempre tiene un propósito al causar o permitir la entrada de la aflicción en nuestras vidas. Muy frecuentemente no conocemos ese objetivo, pero basta saber que en su sabiduría infinita y perfecto amor ha determinado que esa pena en particular es lo que más nos conviene. Dios nunca desperdicia el dolor. Siempre lo utiliza para su gloria y para nuestro bien”.
Sigamos perseverando con buenas actitudes. Tender a fomentar lo positivo es muy importante. Miremos las soluciones y no los problemas. Minimicemos lo malo y maximicemos lo bueno del sufrimiento. Pese a que muchas veces pasemos por momentos difíciles sigamos confiando en Dios. Sigamos luchando, pues la vida es importante, vale la pena. Nuestra vida es un milagro irrepetible. Podemos pasar por sufrimientos inevitables, pero Dios está. Dios nos ayudará a lidiar con el dolor. Él nos ha regalado la voluntad, la inteligencia, el corazón, para que utilicemos todo nuestro potencial para salir adelante. Eugene Peterson cuenta al referirse a la perseverancia: “Perseverancia no significa (perfecto). Significa que seguimos avanzando. No abandonamos al descubrir que aún no estamos maduros y que todavía hay un largo viaje por delante…Perseverancia no es resignación, ni aguantar las cosas en el estado en que se encuentran, permaneciendo en el mismo lugar año tras año, ni es ser una alfombrilla para que las personas puedan limpiar sus pies. La perseverancia no es agarrarse con desesperación sino que es progresar de fuerza a fuerza…La perseverancia triunfa y tiene vida”.

Julio C. Cháves.

No hay comentarios.: