domingo, 18 de marzo de 2007

Mi nombre es Sam: una película sobre el amor...




En la película “Mi nombre es Sam”, dirigida por Jessie Nelson y escrita por Kristine Jonson & Jessie Nelson, se cuenta la historia de Sam, un hombre con la capacidad mental de un niño de 7 años. Sam ha criado a su hija con la ayuda de sus amigos con capacidades diferentes. Entonces, cuando Lucy comienza a sobrepasarlo intelectualmente y una trabajadora social alega que debe ser entregada en adopción, ya que no está capacitado para hacerse cargo de su educación, Sam decide luchar contra el sistema legal y, a pesar de lo difícil de su caso, recurre a una prestigiosa abogada (Michelle Pfeiffer) para conservar la custodia de su hijita. El inicial desinterés y frialdad de la abogada, cambiarán tras conocer a Sam, descubrir el amor que siente por su hija y comprobar su determinación por defender sus derechos como padre. Además, cabe destacar que Sam, interpretado pos Sean Penn, nominado Oscar mejor actor, es un hombre con poca capacidad intelectual, pero que sabe lo que es el amor.
“Queda claro-dijo la abogada en defensa de Sam ante el jurado-que la capacidad intelectual de uno no tiene nada que ver con la capacidad de amar”. Es verdad, necesitamos amor. Amor es una palabra santa, dinámica, unificadora de corazones, mentes, pensamientos diferentes. Amor es la primera palabra; el amor es el comienzo de la felicidad y también el final de la misma. Una persona con amor no puede ser dividida y tampoco divide. Las tendencias divisivas no tienen nada que ver con el amor. Pues, el amor une, pega, construye. Servir a los demás, a costa de amor sacrificial, es manifestar el amor en los hechos cotidianos. El amor hace que la mente humana se torne flexible, fuerte y enérgica, de modo que la persona que lo alberga pueda mantenerse firme y erguida ante las condiciones negativas de la existencia. Es el amor lo que nos llena de valentía, osadía, e inteligencia para buscar el bien del otro, el nuestro también. El amor no es exhibicionista, pues no necesita de aplausos para latir. Simplemente necesita un corazón dispuesto a querer ser mejor.
El Dr. Billy Grahan escribió respecto al amor en el hogar: “El primer requisito para tener un hogar feliz es que en él se practique el amor. Un hogar fundado en las bajas pasiones o en cualquier cosa que no sea el amor está destinado a desmoronarse y caer. El amor es la fuerza cohesiva que mantiene unida a la familia. El amor verdadero contiene un elemento espiritual misterioso. Significa lealtad, reverencia y comprensión. El amor impone tremendas responsabilidades a todos los integrantes de una familia, pero son responsabilidades acompañadas de gloriosas recompensas”. Es en el hogar donde aprendemos a amar. La familia debe ser consciente de que es la primera educadora, además es la primera en sufrir las consecuencias de la falta de amor. Si un individuo vive en un hogar con amor, seguramente también fomentará amor en la sociedad. En la escuela aprendemos cosas intelectuales y en el hogar aprendemos a vivir en una atmósfera de amor responsable. Amar en le hogar es un trabajo de todos. Muchos de los inadaptados sociales que hay en toda comunidad son una consecuencia directa de los hogares sin amor. En síntesis, “Es el hogar bien constituido la escuela más sana que ha de caratular la actuación del niño en el futuro”, dijo E. Ochoa.
Volviendo a la película, lo que más captó mi atención fue el amor que Sam y Lucy, su hija, se manifestaban recíprocamente. Es el amor lo único que puede brindarnos seguridad, cohesión pese a las rarezas mentales; es le amor lo único que necesitamos para ser personas más completas, más humanas. El amor jamás dejará de ser…

Julio C. Cháves.

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