lunes, 19 de marzo de 2007

Un lugar en la vida.

Durante muchos años tuve la sensación de ser incapaz de vivir y me mostré reacio a pensar en el futuro. Tuve la imagen de alguien que no va a ninguna parte, y que, además, pierde el tiempo. Siempre me preguntaba: ¿Cuál es mi lugar en la vida? ¿Tendré alguna misión? Entonces me di cuenta que mi lugar es ser persona, ser humano; compartir amor es mi misión. Soy capaz de vivir. Por mucho tiempo, al compararme con otros, me sentí mal y me autodescalificaba porque otros eran capaces de hacer muchas cosas constructivas que me resultaban a mí imposibles de hacer, lo cual bloqueaba mi vida, y proyectaba una sombra sobre todos los planes que tenía. Después de un tiempo comencé a aceptar mis limitaciones y logre aceptarme a mí mismo. Desde entonces vivo como quien sabe a donde va, dando amor, dando lo que soy en la medida que puedo. 1 Corintios 13:13 dice: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”.
Cada persona es un pensamiento de Dios, es un sueño y su realización. Nuestros corazones laten porque Dios nos hace respirar vida. Dios creó todo para los seres humanos. Pronunciando palabras fue creando la luz, los mares, las plantas, los árboles, los insectos, los reptiles, las fieras y los animales domésticos para que nosotros disfrutemos de todo cuanto existe. Y la inteligencia humana nos hizo avanzar hacia el progreso y hacia la regresión. Hemos sido buenos y también unos cretinos. Construimos arcas, torres de Babel, becerros de oro, pirámides, esfinges, la estatua de la libertad, la torre Eiffel, el arco del triunfo; además descubrimos el fuego, el bronce, el oro, el vapor, el amor y también el odio. Uno de nosotros descubrió la pólvora, otro el petróleo, otro el teléfono, otro el cemento, otro la penicilina y otro el átomo. Somos humanos y vivimos como tales. Eso es lo que somos, nuestro lugar en la vida, nuestra misión.
En otras épocas el mundo era muy pequeño, mientras que ahora, gracias a los satélites, a la TV, a los aviones y a las naves espaciales y a los barcos, somos una pequeña aldea globalizada. El mundo quedó empequeñecido. Pero de igual manera seguimos teniendo lugar todos. El médico es importante pues aún siguen existiendo las enfermedades y la muerte. Los albañiles siguen siendo importantes puesto que aún necesitamos un techo donde vivir. Los poetas, los historiadores y los escritores, son necesarios ya que seguimos siendo la humanidad y seguimos configurando una historia… Por ahora la tierra es nuestro hogar. Aquí estamos. Algunos queremos un mundo mejor, mientras que otros, que se creen inteligentes, procuran la guerra, la anarquía, la violencia, el imperialismo ideológico. Somos humanos, fatilísticos, dilemáticos, problemáticos. Pero en fin… humanos y nuestra misión es dar amor. Porque la capacidad de amar es lo más sublime que tenemos…
Nuestra misión es utilizar nuestros músculos, nuestra inteligencia, nuestra voluntad, para dar vida, amor, optimismo, felicidad. Eso es lo importante…Todos tenemos un lugar…Creo que debemos trabajar ardientemente para que el hambre termine, para que no mueran más inocentes, para que no haya más racismo ni discriminación ni violencia. Esa es nuestra misión, Mahatma Gandhi dijo: “Los valores humanos no deberían ordenarse por la ciencia, ni la tecnología debería imponer el orden social; la civilización no consiste en multiplicar hasta lo infinito las necesidades humanas, sino en limitarlas deliberadamente a lo esencial, que todos pudieran compartir equitativamente…”. Yo sinceramente creo en las utopías…quizás seré para muchos un ingenuo…pero lo importante es ocupar un lugar en la vida… ¡Con amor!
Julio C. Cháves.

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