lunes, 19 de marzo de 2007

¡Estamos vivos!

La vida quiere vivir. Las estaciones del año se suceden y algunas personas mueren y otras nacen. Hay gente que sufre y gente que es feliz. Este es el mundo, la unidad, los humanos. El mundo gira en el tiempo. A veces el tiempo avanza como una tortuga exhausta. Pero jamás se detiene. Todo continúa. Hay personas que entran y salen de nuestras vidas. Hay amor. Hay odio. Hay ateos. Hay creyentes. Todo existe. Todo es. No es fácil vivir y tampoco fácil morir. La cuestión parece ser existir. Todos tenemos los días contados. De ahí la importancia de amar y dejarse amar. Los pájaros siguen cantando y mis dedos siguen cabalgando sobre las teclas de mi Reminton. La vida es un compendio de tiempo que se va extinguiendo lentamente como una lágrima que roda por la mejilla de un niño y así va disminuyendo su tamaño. Todo minuto que se ha perdido no se vuelve a recuperar jamás.
En su ensayo “Antes del fin” Ernesto Sábato, dijo: “Aunque terrible es comprenderlo, la vida se hace a borrador, y no nos es dado corregir sus paginas. La mayor nobleza de los hombres es la de levantar su obra en medio de la devastación, sosteniéndola infatigablemente, a medio camino entre el desgarro y la belleza. Sólo lo que se hace apasionadamente merece nuestro afán, lo demás no vale la pena”.
A la vida hay que vivirla con devoción. Surge entonces de esto una vida bien configurada. La abeja vuela y vuela alrededor de las flores, y lo sé porque trabajé de Apicultor, en busca de miel, simplemente por la preservación de su existencia. Nosotros también debemos volar entre las flores para preservar nuestra existencia y disfrutar de nuestra naturaleza humana. Porque la vida es un milagro bien pensado. No hay momentos de nuestra vida que no sea una oportunidad para ser felices, para estar alegres por lo que somos y tenemos. Siempre debemos aprovechar las oportunidades pues el tiempo jamás se detiene. El mundo, la vida, es un fenómeno cambiante. Por lo tanto, vale recordar que el niño se transforma en joven, el joven en anciano, y el anciano en cadáver. Esa es la ley natural de la vida. Todo nace. Todo muere. De ahí la urgencia de aprovechar el tiempo y valorar la vida. Pearl S. Buck afirmó: “Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”.
La vida de una persona se vuelve mecánica si está abrumada con el sentimiento de que debe hacer tales acciones, brindar tal servicio, levantarse de tal manera y sentarse de otra, todo por inercia. En realidad lo que hace a la mente flexible, fuerte y enérgica, de manera que pueda mantenerse en un estado de equilibrio aún en condiciones de dolor; aquello que perpetuamente crea un sentimiento placentero en el interior, eso se llama amor a la vida. Dios quiere que amemos la vida. Para ser felices fuimos creados. Lo importante es valorar cada momento como si fuera el último. Benjamín Franklin expresó: “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”.
Julio C. Cháves

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