domingo, 18 de marzo de 2007

Se puede ser feliz.



Lo único que todo ser humano anhela es ser feliz. La mayoría de la gente aspira a serlo. Solamente algún loco quiere ser infeliz. Todos nos empeñamos en alcanzar la felicidad. La felicidad es muy difícil de definir. Muchos piensan que para alcanzar la felicidad hay que adquirir muchos bienes materiales. Pero al fin de todo, lo único que encuentran en el materialismo es más vacío y desesperanza. Evidentemente las cosas materiales no llenan el alma. Oscar Wilde dijo: “En este mundo, solo existen dos tragedias. Una es no obtener lo que deseamos, y la otra es obtenerlo”. Si una persona no sabe lo que quiere no puede ser feliz. Buscar fama y fortuna no conduce a la felicidad. Buscar la vanidad y la frivolidad no conduce a la felicidad. Para luchar por alcanzar la felicidad, primero, debemos preguntarnos: ¿Qué es lo que queremos? ¿Aspiramos a la verdadera felicidad o aspiramos a una felicidad artificial? Saber lo que queremos es indispensable si de veraz queremos alcanzar nuestros objetivos. El Dr. Enrique Rojas dijo: “Si una persona no sabe lo que quiere no puede ser feliz”.
Si deseamos ser felices necesitamos aprender que la fama, la opulencia, el confort, el estatus quo, y el poder no pueden llenar nuestras almas, ya que lo que nuestras almas necesitan es sentido. ¿Cómo logramos una vida con sentido? Amando a Dios. Amándonos a nosotros mismos. Y por último, amando a nuestros semejantes. Saber esto nos permite tener sentido y saber lo que queremos. Entonces, pues, si no sabemos lo que queremos no podemos lograr ser auténticamente felices. Carl Jung expresó: “Aproximadamente un tercio de mis pacientes no padece una neurosis definible en términos clínicos sino más bien sufre por la insensatez y futilidad de su vida. Esto puede denominarse la neurosis de nuestros tiempos”.
Carecer de sentido nos aleja de la felicidad. Necesitamos tener un sentido de la trascendencia. Necesitamos saber qué pretendemos de la existencia. Somos producto de lo que pensamos, sentimos y decidimos. El Dr. Billy Graham referente a la felicidad, cuenta: “El rey Jorge V escribió en la portada de la Biblia de un amigo, las palabras siguientes: ‘El secreto de la felicidad no está en hacer lo que uno quiere, sino en aprender a querer lo que uno tiene que hacer’. Muchos piensan que la felicidad es una especie de quimera que solo se descubrirá luego de constantes e implacables búsquedas. Ella no se puede hallar así. No es un fin en si misma. Las tinajas de oro jamás se hallan en el extremo del arco iris, como lo creíamos siendo niños. El oro se saca de la tierra, o es extraído laboriosamente del agua de un arroyo en la montaña. Jesús les dijo en cierta ocasión a sus discípulos: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Las cosas a que se refería eran las que hacen que un hombre sea feliz y se sienta seguro: alimento, bebida, ropa y techo. No dijo que hiciéramos de esas cosas el objetivo de nuestras vidas, sino que buscásemos el reino, y entonces nuestras necesidades serían suplidas automáticamente. Allí está, si queremos conocerlo, el secreto de la felicidad”. Dicen que ser feliz es una utopía, pero es tan simple. Para alcanzarla hay que saber lo que uno quiere. Allí está el sentido de la trascendencia. ¡Ser feliz es simplemente amar a Dios, amarnos y amar al prójimo!

Julio C. Cháves.

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