El Dr. Lair Ribeiro dijo: “Para fruncir la frente utilizas
32 músculos. Para sonreír, solamente 28. Sonríe, aunque sea
solo por economía”.
No cabe duda de que la Argentina está pasando por una profunda crisis. Entonces, creo que no vale la pena describir lo que anda mal, ya que todos lo sabemos. Lo que sí vale la pena es la siguiente pregunta: ¿Con qué cara lidiaremos con la crisis? Únicamente hay dos opciones: podemos afrontarla con la cara larga, mirando con obsesión lo negativo; o con buena cara, maximizando lo positivo, las cosas que importan. La cara de una persona dice todo lo que está pasando de la piel para adentro. La cara es el espejo del alma. De la cara de una persona podemos descifrar los pensamientos, los paisajes interiores que caracterizan a tal individuo. La felicidad no depende del ministro de economía ni del presidente, sino que depende de la interpretación que cada uno tenga de la realidad. Si un determinado individuo mira con pesimismo todo, el tal seguramente se deprimirá totalmente. En contraste, si alguien mira con optimismo la realidad, podrá seguir disfrutando de poseer una buena cara aunque en su entorno nada funcione. La crisis depende de cómo uno la mire. Los ojos son las ventanas de la mente y del alma, por tanto, nuestros ojos dicen mucho más que nuestra voz. San Mateo nos cuenta: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿Cuántas no serán las mismas tinieblas?” (6:22; 23).
La cara es una de las partes más protagonista de nuestro cuerpo. La cara comunica afectividad, emociones, sentimientos alegres, tristes, de enojo, de miedo, de bronca, etc. Para tener buena cara hay que practicar el optimismo, la alegría, mirando con una actitud positiva la realidad. Ver las cosas con buenos ojos es indispensable para poner buena cara. Sonreír es ver lo mejor, lo positivo. El seño fruncido es sinónimo de negatividad. El que tiene buena cara contagia eso. Pero el que anda con la cara larga contagia eso. Por eso, hay que fomentar lo positivo, mirar a los ojos con ternura, empatía, altruismo, compasión, sinceridad, comprensión…
Cualquiera puede poner buena cara cuando todo le va bien. Pero sólo alguien con un corazón lleno de optimismo y voluntad para mejorar, puede poner buena cara en un desierto de dolor y crisis. La cara dice mucho, ¿no es verdad? Dice que una persona sabe disfrutar de la vida pese a los momentos de dolor y sufrimiento. Dice que el verdadero optimismo se revela en el dolor. C. Izaguirre dijo: “La virtud está en hacer de cada desaliento un peldaño de ascenso y de cada vacilación un impulso más”. Hoy advertimos un gran menú de negativismos donde están todos involucrados y alienados. Los periodistas critican destructivamente a los políticos. Los políticos de un partido critican a los políticos de otro partido. Todos critican a todos. Y así se va fomentando el negativismo que tanto nos está destruyendo como país. La mayoría de las personas prefieren fruncir el ceño antes que sonreír para fomentar lo positivo. Si uno trata de ser positivo sonriendo es tildado como loco. Si uno critica es un cuerdo. Este mundo está totalmente loco…La gente no sabe lo que quiere. Muchos han elegido enfrentar la crisis con críticas y la cara larga. Pero por otro lado, estamos todos los que hemos elegido fomentar lo positivo enfrentando la crisis con buena cara, con optimismo. A fin de cuentas, para sonreír utilizamos cuatro músculos menos.
¡Tu cara lo dice todo…!
Julio C. Cháves.
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