sábado, 17 de marzo de 2007

¿Sabes cuanto vale tu tiempo?

“El tiempo es el único fragmento de eternidad que pertenece al hombre”.
Anónimo



“El reloj sigue su marcha. Para poder entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que perdió el año de estudios. Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbró a un bebe prematuro. Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario. Para entender el valor de una hora, pregúntales a los amantes que esperan encontrarse. Para entender el valor de un minuto, pregúntale a una persona que perdió un tren. Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que evitó un accidente en un instante. Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale a la persona que ganó una medalla en las olimpiadas. Atesora cada momento que vivas, y atesóralo más si lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo y recuerda que el tiempo no espera por nadie”.
Las horas pasan y mueren. El tiempo forma parte de nuestra existencia humana. Por eso debemos administrarlo bien. De ello depende nuestro porvenir. Las personas que tuvieron éxito en la vida son las que cuidaron y utilizaron denodadamente su tiempo. Cuidaron sus minutos. Con perseverancia y en poco tiempo, una persona puede llegar a ser algo importante. Una hora diaria dedicada a la lectura de libros, puede hacer que después de unos años se adquiera mucha instrucción y cultura general. Nuestro tiempo debe ser gastado en algo provechoso, en algo que produzca fruto, que nos enseñe algo, que nos cultive de alguna manera y que fortalezca nuestros buenos hábitos. Estos tiempos de ocio que llamamos ratos perdidos son muy importantes. Durante poco tiempo se pueden realizar muchas cosas. Se pueden escribir libros, pintar cuadros, aprender idiomas, hacer ejercicio físico, tener una conversación provechosa, etc. El tiempo bien aprovechado rinde mucho.
Considerar el valor del tiempo nos ayudará a ser puntuales. “La puntualidad, decía Luís XIV, es la cortesía de los reyes”. Ser puntual es una virtud. Una persona puntual respeta el tiempo de los demás; esto la hace apta de confianza. Si un individuo es impuntual no merece confianza. Porque si se descuida en lo pequeño, en lo más importante también se descuidará. Ser negligente en nuestro cuidado del tiempo incluye perturbar la paz y el orden de otras personas. Quien llega siempre tarde no esta atendiendo y no es merecedor de nuestra confianza. El impuntual llega cuando el tren se fue. Esto genera confusión y fracaso. Cuando el secretario de Washington se disculpó por haber llegado tarde y echó la culpa a su reloj, dijo su patrón tranquilamente: Entonces tendréis que buscaros otro reloj, ó yo otro secretario…

Julio C. Cháves.

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