sábado, 17 de marzo de 2007

Lo que hay.

“No se deberían poner caras largas, aunque sólo fuera para no tener más superficie que afeitar”. Fernandel, actor cómico.


Todos deseamos ser felices, aquí y ahora. A veces alcanzar la felicidad cotidiana nos resulta fácil, pero otras veces es difícil de alcanzar. Entonces, cuando nos creemos dueños de todas las situaciones de la vida, pasa algo que nos derriba. Y uno, en tales circunstancias, se pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué siempre cuando parece que todo marcha bien las cosas se tornan incontrolables? La vida va tan rápido que se nos escapan muchas cosas de las manos. Y cuando se nos complica el presente, nos preocupamos por nuestro futuro y perdemos el tiempo y las energías en pensamientos temerosos y negativos.
Ponemos nuestros ojos en las cosas que faltan y nos alejamos de la felicidad. Estamos en medio de un desierto, y en vez de pensar en que vamos a encontrar un oasis, nos quejamos y profetizamos que nos vamos a morir de sed en medio del desierto. Ponemos mala cara. Nos tornamos pesimistas y dejamos de apreciar las cosas y las personas maravillosas que tenemos a nuestro lado. Pasa esto porque nos olvidamos de tener en cuenta LO QUE HAY. El Dr. Jorge Bucai, en una columna publicada en la revista VIVA del diario Clarín, titulada “El valor de lo obvio”, dice: “Aceptar las cosas como son es el primer paso para modificarlas. Lo obvio no debe cancelar el proyecto, ni aplastar la creatividad; al contrario, debe ser el disparador para el progreso. La teoría paradojal del cambio enseña con propiedad que sólo se puede modificar algo si se parte de aceptar que en el momento previo es como es. Para burlarme de mí mismo yo llamo a esta actitud la política del L.Q.H. iniciales que abrevian el concepto de aprender a aceptar aquello o esto, por desagradable e inaceptable que sea es LO QUE HAY y a partir de allí, trabajar para cambiarlo. Aprendí en mi carrera de medicó este axioma: Si tiene pico de pato, alas de pato y grazna como un pato… ¡Casi seguro que es un pato!”.
Las cosas de la vida son como son. Debemos aceptarlas como se nos presenten. Y debemos aprender que la vida muchas veces pone obstáculos en nuestro camino para enseñarnos a valorar las cosas y las personas que tenemos a nuestro lado. Muchas circunstancias tienen el propósito de reconducirnos al verdadero camino de la felicidad. Todos experimentados pérdidas y fracasos y está en cada uno de nosotros aprender a ser mejores en todo. Indudablemente es de sabios adaptarse a las circunstancias y aprovechar las oportunidades de aprender de nuestros múltiples miedos y sufrimientos. Las cosas que nos suceden contribuyen a nuestro crecimiento y nuestra realización personal. Nada sucede al azar. Todo tiene un propósito. Las adversidades aparecen por alguna razón. Creo que el único propósito que tienen es enseñarnos a valorar LO QUE HAY. La política del L.Q.H. nos ayuda a poner nuestro interés en los aspectos positivos y saludables de la vida y la realidad de nuestro presente. Valorar lo que hay nos permite aprender, disfrutar, ser alegres, bondadosos, felices y optimistas. La política del L.Q.H. nos permite ver las cosas tan cual son y de esta manera se nos hace posible poder cambiarlas.

Julio C. Cháves.

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