lunes, 5 de marzo de 2007

Pájaro que comió voló.


Las relaciones humanas se han convertido en una farsa de enredos amorosos donde imperan los vicios y las pasiones. Tanto los hombres como las mujeres quieren usarse entre si pero sin enamorarse de la mercancía ni a palos. Entregados al peligroso juego de la seducción todo se ha convertido virtualmente en una jungla de infidelidades, adulterios, relaciones por interés, y sexo despojado de emocionalidad. La relación entre los sexos se ha materializado y desprendido de toda emotividad y afectividad, imperando una utilización del otro sin que entre en juego el amor. Los individuos aúllan como perros alzados cuando ven pasar a la persona que les rompe la cabeza lascivamente. Cargados de rencores y resentimientos caminan los noctámbulos zambullidos en la noche de levante en busca de una semillita que masticar. Se habla de amor pero todo es una maldita farsa ya que lo único importante son los deseos hedonistas. Se justifican las malas acciones diciendo que han cambiado las costumbres y que por lo tanto hay que adaptarse a la relatividad imperante. La ética se confunde con la estética. Y la cáscara, la máscara o como quieras llamarla, oculta los tristes rostros que yacen hastiados de tanto hastío y vacío existencial.
Actualmente la impregnación erótica de la publicidad y los medios masivos de comunicación, fomentan un notable enjambre de fetichismo y emociones destructivas, lo cual propugna una sexología de consumo, donde proliferan las relaciones del toco y me voy. Consumir sexo indiscriminadamente es la manera de consumir venenos que hacen olvidar, al menos por un rato, cuanta infelicidad hay debajo de la piel. Predomina una moral Light cubierta de permisividad, materialismo y maldad urbana. Se busca el placer inmediato, el orgasmo salvaje y la falta de compromiso afectivo. A este respecto, en su ensayo Para quererte mejor, el Dr. Jaime Barylko dice: “¿Lo hiciste ya? Antes los padres les decían a sus hijos:-no lo hagas! Se lo decían en fino, con sugerencias, con metáforas, pero el mensaje final que se entendía era ese:-no lo hagas! Hoy la pregunta, siempre delicada, fina, testeadora, apenas sugerida, termina siendo: Decime, ¿lo hiciste ya? Conozco instituciones en las que los jóvenes postulantes a ciertos cargos se las someten, amén de los test de calificación psicológica e intelectual, a un coloquio sobre la vida, las ideas y otras vicisitudes. Si la candidata manifiesta que aún conserva intacta su virginidad, tiene enormes chances de ser rechazada. Por anormal, claro está. Es peligrosa. Algo tiene… el sexo ya no es una voluntad, un deseo, un anhelo. Es un mandamiento. Algo que te persigue y que debes cumplir. Y nada de cumplir a medias, cumplir como la gente, y llenarte de todo el placer que puedas para que cuando salgas en sociedad y se hable del tema puedas darte el lustre de tus habilidades, de tus logros, de tu rating personal”.
¡Y pájaro que comió voló! Las masas viven obsesionadas por el sexo. Hay que hacerlo. Porque es una cuestión de marketing. Los memes sensuales programan las mentes. No cabe duda de que estamos ante una crisis de los sexos, donde el afecto yace en ruinas. Esta es una generación analfabeta sentimentalmente. El sistema nervioso exige una descarga y por esto es el mandamiento de que hay que tener sexo que condiciona a los amantes, que a la noche se conocer pero al otro día actual como si no se hubiesen visto jamás. Honestamente mientras persista este juego de seducción repugnantemente utilitarista y se degeneren las costumbres, la ética, los valores, el compromiso con los demás brillará por su ausencia. Entonces abundarán los amores desgraciados y la filosofía del toco y me voy. En fin, pájaro que comió voló!



Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

No hay comentarios.: