jueves, 29 de marzo de 2007

A pesar de los que nos tiran mala onda.


William Barclay escribió: “Una de las mayores responsabilidades del ser humano, es la de alentar. Resulta fácil echar un jarro de agua fría en el entusiasmo de los demás; desanimar a otros. El mundo esta lleno de desalentadores. Nosotros tenemos el deber cristiano de estimularnos mutuamente. Muchas veces una palabra de alabanza, de agradecimiento, de aprecio, o un aplauso, ha mantenido a un hombre en pie”. A lo largo de la vida entablamos relaciones interpersonales con todo tipo de personas. Algunas son ven lo positivo en nosotros y nos ayudan a desarrollarnos como seres humanos. Pero lamentablemente también hay otros que nos descalifican, envidian, desalientan, se comparan con nosotros y con comentarios mal intencionados tratan de bajar nuestra autoestima.
Hay personas que se creen vivos porque les pinchan el globo a los demás. Como ellos no hacen nada rompen los sueños de otros. Este tipo de personas son frustrados. Sus mensajes son mensajes de derrota porque desean el mal ajeno. Pero hay que decir que un cristiano de verdad alentará a los demás y enfocará en los puntos fuertes del otro. El Dr. Bernardo Stamateas en su ensayo Ser libre de la gente, cuenta que debemos rodearnos de gente que nos afirmen y miren lo positivo en nuestras vidas. Debemos alejarnos de las personas que nos manipulan, traicionan, engañan y desean nuestro mal. La persona que nos quiere siempre nos ayudará a crecer y siempre enfocará en nuestras virtudes. En su libro Afirme sus valores, el Dr. Charles Swindoll cuenta: “Conozco a un joven que se rompió la médula espinal en un accidente cuando tenía cuatro años. Hoy día sus piernas no le valen absolutamente de nada, son como un exceso de equipaje adheridas a su cuerpo. Pero gracias a que su padre creía en él, y a una esposa que sencillamente lo adora, Ricardo Leavenworth lleva a cabo en la actualidad proezas que usted y yo calificaríamos de increíbles. Una de sus más recientes es el montañismo. De hecho, se ha filmado una película en la que aparece alcanzando la sima de una montaña de cuatro mil metros de altura, sólo Ricardo, su silla de ruedas, y una determinación cultivada a lo largo de los años recibiendo aliento”. Seamos como el padre de Ricardo, creamos en los demás. Animemos. Alentemos. Elogiemos. Miremos lo positivo. No critiquemos porque tal vez el criticado es mejor que nosotros. Debemos recordar, como dijo alguien, que únicamente los enanos se regocijan de las debilidades de los gigantes. Permitamos que los demás sean felices. No seamos egoístas. Alejemos de nosotros la presunción, la soberbia y la autosuficiencia. No seamos pesimistas. Y leamos lo que nos dice el poeta Mario Benedetti en el siguiente poema:
“Ya sos mayor de edad
Tengo que despedirte pesimismo
Claro que voy a despedirte
No sé porque no lo hice antes
Será porque tenés tu propio método
De hacerte necesario
Y a uno lo deja triste tu tristeza
Amargo tu amargura
Alarmista tu alarma
Ya sos mayor de edad
Chau pesimismo
Y por favor andate despacito
Si despertar al monstruo”.


Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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