sábado, 10 de marzo de 2007

Las claves para ser un genio.


“La voluntad es la capacidad para querer algo con una cierta firmeza, y conseguirlo eligiendo una cosa y renunciando a otras”.
Dr. Enrique Rojas.



Es cierto, todos no somos genios. Pero sí podemos albergar un poco de genialidad. Hay personas que se han desarrollado en la vida de una manera prodigiosa, de una manera excepcional, simplemente por el hecho de que trabajaron pertinaz y vigorosamente. Con constancia tenaz, y objetivos determinados, si lo anhelamos de todo corazón, podemos alcanzar fines elevados, metas importantes. La voluntad firme es la espina dorsal de la genialidad. Un genio es alguien que se ha desarrollado perseverante y constantemente como una hormiga. El secreto o la clave para ser portador de la genialidad están en perseverar con tenacidad e insistencia, tendiendo en cuenta los objetivos bien claros. De hecho, sin diligencia y trabajo nada se logra. Todo se consigue con trabajo voluntarioso. La persona genial es aquella que se dirige con inflexible voluntad al fin señalado por la inteligencia.
Dante es un ejemplo de genialidad porque escribió la “Divina Comedia” empleando 30 años de su vida. Dickens, gran escritor ingles, por su parte, dijo de sí, que cada libro que escribió le costaba un inmenso trabajo. Newton, gran astrónomo, escribió 15 veces su “Cronología” hasta que quedó satisfecho. Cuando Ticiano, pintor de fama mundial, envió a Carlos V su celebre “Ultima Cena”, escribió esto: “Mando a vuestra Majestad un cuadro, en el que he trabajado diariamente, y muchas veces por la noche, durante 7 años. Tolstoi, gran escritor ruso, ejercía una autocrítica muy dura respecto a sus obras y decía que el oro sale a la luz del sol después de pasarlo por el tamiz y lavarlo repetidas veces; no corregía tan sólo borradores, sino aun las copias, de suerte que algunas veces el texto definitivo era la tercera trascripción, pero había pasajes que corregía aun más veces. Stephenson trabajó durante 15 años en el perfeccionamiento de su locomotora hasta conseguir el éxito. Los padres para mandar a su hijo a la escuela, futuro inventor de la maquina a vapor. Entonces tuvo que trabajar 12 horas diarias; pero robaba tiempo a la noche, con tal de poder aprender a leer y a escribir. Tenía 19 años cuando llegó a escribir su propio nombre por primera vez. ¡Y que alegría le proporcionaba el poder cultivar su entendimiento en los cortos ratos que le quedaban libres! Todos estos genios eran personas comunes y corrientes, pero con voluntades extraordinarias. Eran constantes, tenaces, decididos, luchadores, siempre emergentes. Nada los detenía porque tenían la llama de la voluntad encendida. Los genios se construyen con diligente trabajo, con arduos esfuerzos, con victorias cotidianas.
Sin voluntad nada se logra. Sin voluntad somos como un auto sin combustible. Sin voluntad somos como un arco iris sin color. La voluntad y el trabajo son los ingredientes del genio. La voluntad y trabajo son los ingredientes del genio. Con voluntad Virgilio estuvo escribiendo durante 20 años la “Envida”; y no obstante, quiso destruirla antes de morir, por no considerarla lo bastante buena. Lo mismo pasó con Edison que cuando era niño pasaba las noches leyendo; no leía novelas, sino tratados técnicos de mecánica, química y de electricidad. Todos los genios de los cuales he hablado se construyeron a fuerza de trabajos diligentes y tenaz voluntad. Una frase francesa dice: “EL genio es paciente…”.

Julio C. Cháves.

No hay comentarios.: