“Enamorarse es fácil, lo difícil es mantenerse enamorado”, dijo un psiquiatra español. El amor cuesta trabajo. La rutina, la falta de creatividad, de ingenio, de pasión, de espontaneidad, de innovación, contribuyen al desgaste de la relación amorosa. Cuando la relación se torna predecible de algún modo significa que los amantes se han zambullido en una conducta mecánica, repetitiva y aburrida. En síntesis, hay que decir que el amor no es algo que surge automáticamente sino que demanda esfuerzo que debe realizarse conscientemente. Buscar la renovación en la relación consiste en ser creativo y hacer cosas nuevas que antes no se han hecho. Sorprender y hacer cosas que la otra persona no espera de nosotros, permite que los amantes sean vivificados por la novedad. Entonces, cabe preguntarnos: ¿Cómo mantener vivo el amor con el paso de los años?
“Deberíamos intentar una definición de amor. Como se indica en otro artículo el amor es la capacidad de ofrecer valoración, ternura y cuidados a otra persona. Para lograrlo, es evidentemente indispensable haber superado mínimamente nuestro narcisismo infantil, esto es, haber madurado desde el egocentrismo o egoísmo personales hacia la posición adulta, que nos permite ver, comprender y preocuparnos por los problemas de los demás. ¡El amor es cosa de mayores! No se trata, pues, de un caprichoso sentimiento, un deseo, un placer o una obsesión, sino de una capacidad, un talento, un arte que depende directamente de nuestra madurez psicológica”, escribió JOSÉ LUIS CANO GIL, Psicoterapeuta y Escritor.
El diccionario de la Real Academia Española define así la palabra: Rutina: (del fr. routine, de route, ruta). 1. f . Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas. 2. f . Inform. Secuencia invariable de instrucciones que forma parte de un programa y se puede utilizar repetidamente. La mayoría de las parejas comienzan bien la relación amorosa pero el paso del tiempo hace mella en los amantes. Pasa el tiempo y uno de los constituyentes de la pareja se da cuenta que no tiene muchas cosas en común con la otra persona. Se aburre. Se cansa. Y eso le produce un vacío afectivo. Entonces ahí hace acto de presencia la rutina. Si uno quiere mantener vivo el amor es necesario comenzar cada día, recomenzar la relación. Acostumbrarse a la relación es peligroso. El verdadero amor sabe innovar, sabe renovarse pese al paso del tiempo.
El Dr. Adrián Kertész, médico psiquiatra, especialista en trabajo con parejas y creador de la Psicoterapia Epigenética, reflexiona finalmente: “El problema fundamental que comporta la rutina es que suele postergar la creatividad, la capacidad de asombro, la sorpresa, esa sensación particular que tiene que ver con el goce y que se relaciona con la trasgresión, precisamente porque al ser un acto repetido, la persona lo automatiza y así pierde la posibilidad de recrearlo cada vez, transitándolo desde un lugar de disfrute y presencia (palabra que significa literalmente ‘estar presente’, actitud indispensable para vivir el placer)”. “Por eso -continúa Kertész-, cuando hablamos de romper la rutina no queremos decir ‘romper la vida’. Quien quiere romper la rutina quiere respirar algo nuevo y recuperar una desvaída relación con el goce, el misterio y todo lo que genera una sana intensidad. Es decir, en este contexto, romper con la rutina significa gozar”.
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
“Deberíamos intentar una definición de amor. Como se indica en otro artículo el amor es la capacidad de ofrecer valoración, ternura y cuidados a otra persona. Para lograrlo, es evidentemente indispensable haber superado mínimamente nuestro narcisismo infantil, esto es, haber madurado desde el egocentrismo o egoísmo personales hacia la posición adulta, que nos permite ver, comprender y preocuparnos por los problemas de los demás. ¡El amor es cosa de mayores! No se trata, pues, de un caprichoso sentimiento, un deseo, un placer o una obsesión, sino de una capacidad, un talento, un arte que depende directamente de nuestra madurez psicológica”, escribió JOSÉ LUIS CANO GIL, Psicoterapeuta y Escritor.
El diccionario de la Real Academia Española define así la palabra: Rutina: (del fr. routine, de route, ruta). 1. f . Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas. 2. f . Inform. Secuencia invariable de instrucciones que forma parte de un programa y se puede utilizar repetidamente. La mayoría de las parejas comienzan bien la relación amorosa pero el paso del tiempo hace mella en los amantes. Pasa el tiempo y uno de los constituyentes de la pareja se da cuenta que no tiene muchas cosas en común con la otra persona. Se aburre. Se cansa. Y eso le produce un vacío afectivo. Entonces ahí hace acto de presencia la rutina. Si uno quiere mantener vivo el amor es necesario comenzar cada día, recomenzar la relación. Acostumbrarse a la relación es peligroso. El verdadero amor sabe innovar, sabe renovarse pese al paso del tiempo.
El Dr. Adrián Kertész, médico psiquiatra, especialista en trabajo con parejas y creador de la Psicoterapia Epigenética, reflexiona finalmente: “El problema fundamental que comporta la rutina es que suele postergar la creatividad, la capacidad de asombro, la sorpresa, esa sensación particular que tiene que ver con el goce y que se relaciona con la trasgresión, precisamente porque al ser un acto repetido, la persona lo automatiza y así pierde la posibilidad de recrearlo cada vez, transitándolo desde un lugar de disfrute y presencia (palabra que significa literalmente ‘estar presente’, actitud indispensable para vivir el placer)”. “Por eso -continúa Kertész-, cuando hablamos de romper la rutina no queremos decir ‘romper la vida’. Quien quiere romper la rutina quiere respirar algo nuevo y recuperar una desvaída relación con el goce, el misterio y todo lo que genera una sana intensidad. Es decir, en este contexto, romper con la rutina significa gozar”.
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
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