
Una vez le preguntaron a Woody Allen si creía que había vida después de la muerte. Allen respondió que no sabia, que estaba ocupado tratando de saber si podía vivir un poco antes de morir. Esto es verdad. Pero no del todo. En realidad debemos ocuparnos de vivir, pero también debemos ocuparnos de saber morir. Todos tendremos que morir algún día. Vivimos en una sociedad que se niega a aceptar la realidad de la muerte. Sin embargo, nadie puede eludir este hecho irreversible. Cierta vez, un amigo me dijo: “La muerte está tan segura de vencernos que nos da una vida de ventaja”. Todos pasaremos por la experiencia de morir. La muerte de seres queridos, de amigos, la propia muerte es inevitable. George Bernard Shaw expresó irónicamente: “Las estadísticas de la muerte son impresionantes. Una de cada persona muere”.
Hay que encarar la realidad. Vamos a morir. Por tanto debemos valorar la vida, debemos considerar a los seres vivos. La muerte jamás se va de vacaciones. La verdad es que la vida es efímera. Por esto hay que amar, perdonar, ayudar a los demás. Porque hoy estamos y mañana no sabemos. Cada día es importante. Aprovechar el tiempo es saber morir. Saber vivir. Necesitamos aprender a poner nuestras prioridades en orden. Necesitamos amar a Dios y a Jesucristo, amar a nuestra familia y a nuestros amigos. Mientras yo escribo estas líneas hay gente que está muriendo. El filósofo griego Epicúreo escribió en un tono medio cómico: “La muerte, temida como las más terrible de las maldades, es realmente nada. Mientras vivimos, la muerte no ha llegado y cuando llega, ya no estamos”.
Hamlet dijo: “Ser o no ser, esa es la cuestión”. Somos si estamos vivos. Después de la muerte seguimos siendo, pero de otra manera. En realidad estamos en el más allá. Eso es una cuestión diferente. Yo estoy hablando de ser persona ahora. La vida es bella. Disfrutarla debe ser nuestra prioridad. Nacemos para viajar hacia la muerte. La muerte es parte de la experiencia humana y es algo que hay que esperar. Muchos individuos dicen que no le temen a la muerte en si, sino al proceso de morir. De hecho, creo que a nadie le agrada este tema. Pero hay que aceptar esta realidad. La vida es un viaje de menos de 100 años. Por eso debemos aprovechar cada momento, mirar a los demás a los ojos, darnos una oportunidad de ser percibidos. Amar a los demás es saber morir. El Dr. Jorge Bucai en su ensayo “El camino de las lagrimas”, cuenta: “Date permiso para sentirte bien, reír con los amigos, hacer bromas. Es tu derecho y además será de gran ayuda que busques, sin forzar tu propio ritmo, momentos para disfrutar. Recordá que hasta el ser querido que no está querría lo mejor para vos. Los malos momentos vienen por si solos, pero es voluntaria la construcción de buenos momentos. Empezá por saber con certeza que hay una vida después de una pérdida, préstale atención a las señales y oportunidades a tu alrededor. No las uses si no tenes ganas, pero no dejes de registrarlas. (…) La muerte siempre llega demasiado tarde o demasiado temprano. Siempre es un mal momento para que la gente se muera”. Estoy muriendo, pero ya que estoy, voy a vivir amando…
Julio C. Cháves.
Hay que encarar la realidad. Vamos a morir. Por tanto debemos valorar la vida, debemos considerar a los seres vivos. La muerte jamás se va de vacaciones. La verdad es que la vida es efímera. Por esto hay que amar, perdonar, ayudar a los demás. Porque hoy estamos y mañana no sabemos. Cada día es importante. Aprovechar el tiempo es saber morir. Saber vivir. Necesitamos aprender a poner nuestras prioridades en orden. Necesitamos amar a Dios y a Jesucristo, amar a nuestra familia y a nuestros amigos. Mientras yo escribo estas líneas hay gente que está muriendo. El filósofo griego Epicúreo escribió en un tono medio cómico: “La muerte, temida como las más terrible de las maldades, es realmente nada. Mientras vivimos, la muerte no ha llegado y cuando llega, ya no estamos”.
Hamlet dijo: “Ser o no ser, esa es la cuestión”. Somos si estamos vivos. Después de la muerte seguimos siendo, pero de otra manera. En realidad estamos en el más allá. Eso es una cuestión diferente. Yo estoy hablando de ser persona ahora. La vida es bella. Disfrutarla debe ser nuestra prioridad. Nacemos para viajar hacia la muerte. La muerte es parte de la experiencia humana y es algo que hay que esperar. Muchos individuos dicen que no le temen a la muerte en si, sino al proceso de morir. De hecho, creo que a nadie le agrada este tema. Pero hay que aceptar esta realidad. La vida es un viaje de menos de 100 años. Por eso debemos aprovechar cada momento, mirar a los demás a los ojos, darnos una oportunidad de ser percibidos. Amar a los demás es saber morir. El Dr. Jorge Bucai en su ensayo “El camino de las lagrimas”, cuenta: “Date permiso para sentirte bien, reír con los amigos, hacer bromas. Es tu derecho y además será de gran ayuda que busques, sin forzar tu propio ritmo, momentos para disfrutar. Recordá que hasta el ser querido que no está querría lo mejor para vos. Los malos momentos vienen por si solos, pero es voluntaria la construcción de buenos momentos. Empezá por saber con certeza que hay una vida después de una pérdida, préstale atención a las señales y oportunidades a tu alrededor. No las uses si no tenes ganas, pero no dejes de registrarlas. (…) La muerte siempre llega demasiado tarde o demasiado temprano. Siempre es un mal momento para que la gente se muera”. Estoy muriendo, pero ya que estoy, voy a vivir amando…
Julio C. Cháves.
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