sábado, 17 de marzo de 2007

La importancia del hábito de leer.

“Lo que se aprende leyendo es el lenguaje de uno mismo, se consigue
dar nombre a las emociones, aumentando así nuestras posibilidades,
creciendo, ampliándonos”.
Dr. Guillermo Jaim Etcheverry.



“Los libros son un mundo dentro de otro mundo”, dijo un antiguo pensador. Es en las páginas de los libros donde aprendemos a conocer nuestra alma, nuestro mundo intra-personal. Los libros nos ayudan a interpretar la realidad, las experiencias, las emociones, y los múltiples pensamientos de un modo coherente, reflexivo, pertinente y sabio.
Los buenos libros nos ayudan a construir nuestras vidas. Quienes leen encuentran respuestas oportunas y coherentes en este mundo de dudas y miedos. Marcel Proust cierta vez afirmó “que no hay mejor manera de advertir lo que uno siente que tratando de recrear en uno mismo lo que un maestro ha sentido. En este profundo esfuerzo traemos a la superficie nuestro propio pensamiento, junto con el de aquel a quien leemos”.
Es de sabios cultivar una mente ordenada, culta, inteligente. Si nos encontramos en las páginas de los buenos libros seguramente desaparecerán nuestras indecisiones y nuestros sueños estériles. No hablo de leer con el único fin de ser seres humanos urbanamente sofisticados sino que afirmo que la lectura hace la vida más afable, sencilla, llevadera y transparente.
Las palabras de los grandes pensadores, filósofos, y escritores de todas las épocas hacen que encontremos entendimiento y esperanza en un mundo confundido y alienado. Leer es un acto de descubrimiento, de expansión de la personalidad, de crecimiento personal. Leer es descubrir y entender los lugares más recónditos de nuestro espíritu inquieto. Leer es navegar por un mundo de nuevas posibilidades, nuevas alternativas, sueños realizables y objetivos claros y bien definidos. Como dijo el Dr. Guillermo Jaim Etcheverry:”Al confrontar las obras mayores lo hacemos alentados por la esperanza de encontrar en ellas algo que desconocíamos acerca del mundo y de nosotros mismos”.

Julio César Cháves.

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