viernes, 9 de marzo de 2007

La filosofía del vago.


En un libro titulado “Vidas que pasan”, Constancio. C. Vigil cuenta lo siguiente en un cuento breve llamando “Un Vago”: “Como un desafió a los convencionalismos, atraviesa la calle majestuosamente. Tanto mejor si los transeúntes se apartan de él con repugnancia: así marcha con más comodidad. Barbudo, piojoso, astroso, sin nombre, sin familia. Su restaurante está bajo algún árbol; su casa en una especie de cueva trogloditita en un terreno baldío. Todo el mundo tiene afanes, preocupaciones y ansiedades; a él nada lo desvela. Desmiente el progreso, desmiente uno por uno los postulados de la higiene. A su paso la civilización entera se estremece. ¿Tuvo algún espantoso desengaño? ¿Es un rebelde, un holgazán, un cínico, un hombre animalizado?... ¿Es acaso la larva del superhombre? ¿Cumple a su modo votos de pobreza y de humildad y todo lo sufre como un santo?”.
Creo que ser un vago es ser un tontólogo. Todos sufrimos desengaños, pero eso no justifica que vivamos una vida sin sentido, una vida sucia, abandonada, fracasada, entupida, dando lastima, perdiendo el tiempo como si nada nos importara. Nada justifica la filosofía de la vagancia. No somos perfectos. A veces nos equivocamos, nos lastiman, nos hieren, herimos y lastimamos. De todos modos la vida, Dios, los demás, nos exigen que seamos responsables, que cuidemos de nuestra vida, que luchemos por amar, ser felices y hacer felices a los otros. La vida importa mucho. El que es sucio no lo es por humildad o por santidad lo es por desidia, por apatía, por la filosofía del nada que importa.
El que porta cuernos de diablos es obvio que sea rechazado. Si es aceptado por alguien es por ese alguien también usa cuernos. La civilización se estremece. Y los hombres se animalizan. Sin embargo, hay gente que sigue luchando pese al desempleo, la exclusión, la miseria, la falta de oportunidades, la falta de humanidad. Nada justifica la filosofía y la tontologia de la vagancia. Siempre se puede crecer. Si no se puede tener un mejor auto se puede ser mejor persona. Quizás no se puede crecer económicamente porque hoy día el trabajo es mal remunerado, pero sí se puede crecer en valores, virtudes, limpieza, orden, inteligencia, grandeza interior. Hay que afeitarse, sacarse los piojos, valorar el propio nombre, valorar la familia. Entonces los demás dejaran la repugnancia de lado y se acercaran a uno. Nada justifica la despreocupación, la irresponsabilidad, las ganas de no hacer nada. A los locos con cascabeles no los quiere nadie. Nadie quiere estar con alguien que menosprecia la vida, que se autodestruye. Si amamos la vida transmitimos inexorablemente felicidad y alegría a los demás. George Orwell dijo: “Ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante”.
Todos en algún momento de la vida nos sentimos fuera del mundo. Siempre hay alguien que nos lastima en el lugar que más nos duele. Debido al miedo y a los prejuicios nos encapsulamos en el egoísmo, el individualismo, la separatidad, el aislamiento. Estamos en conflicto y rehusamos ser hijos del amor. Eso nos aleja de lo que realmente debemos ser y nos conduce a una vida fantasmal, mediocre, verdaderamente debemos comprometernos y luchar con todas nuestras fuerzas por ver los buenos recursos que tenemos delante de nuestras narices… La verdadera libertad yace en el lucha!

Julio C. Cháves.

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