viernes, 9 de marzo de 2007

En busca de uno mismo.


“La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo, la tentativa de un camino, la huella de un sendero. Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo; pero todos aspiran al llegar serlo, oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como puede”.
Hernán Hesse (Damián)



Hay que estar en la realidad. Somos personas. Y la mejor manera de vivir es estar bien con uno mismo. Podemos tener de todo, y podemos tener mucho conocimiento, pero si no nos amamos estamos totalmente perdidos. Las nubes pueden ocultar el sol por un largo tiempo, es decir, podemos pasar por circunstancias difíciles, pero si nos amamos a nosotros mismo estaremos de pie ante la vida. Cuando se tiene amor a sí mismo, se encuentra, y en consecuencia, el éxito interior es inevitable. Cuando uno se ama no existe ningún complejo, ningún miedo, ni timidez, ni nada autodestructivo. Cuando uno se ama puede amar a los demás.
La vida de una persona se vuelve perversa si está abrumada con sentimientos de auto-desprecio. Debido a la falta de amor hacia su propia persona muchos individuos se tornan beligerantes, divisivos, destructivos. Porque cuando uno no se ama tampoco puede mostrar afecto hacia los demás. El amor hacia uno mismo, el cuidado de la propia vida, la responsabilidad hacia los proyectos personas, son cosas fundamentales de considerar con acotamiento e inteligencia. Para conseguir una personalidad sólida y bien definida es indispensable que tengamos en cuenta los tres grandes aspectos: Amor, Trabajo y cultura. Para estar con otros es importante estar primero con uno mismo. Y para encontrarnos a nosotros mismos es menester conocernos a nosotros mismos. Debemos saber lo que nos gusta y sobre todo debemos construir nuestro proyecto de vida en torno a los valores y el amor hacia la propia persona.
Es el deber de cada persona amarse a sí misma, de modo que puede encontrarse cada día hasta en los detalles más pequeños. El amor hacia uno mismo es la piedra filosofal que todo lo convierte en amor hacia los demás. Hay que cuidarse, valorarse, sentir empatía por uno mismo, comprenderse, entenderse, aceptarse tal cuál uno es. Nadie puede decir que es infalible e inmutable, puesto que él único infalible e inmutable es Dios.
El Dr. Jaime Barylko en su obra “En busca de uno mismo”, expresa: “Uno mismo es el hombre abierto. O el que práctica la capacidad de abrirse. Su apertura se deja inspirar por todas las posibilidades de la experiencia. Desde aquí, la vivencia, el momento, la maravilla del acontecimiento, desde aquí y ahora, desde este ser nuevo e inédito es que se percibe la Creación y lo divino, lo religioso. Largarse al resto de los seres no puede ser una postura racional, una idea; ha de ser la presencia de una emoción del microcosmos revelándose, aquí y ahora, en este microcosmo que soy, que somos. Pero para ligerarse y religarse, hay que desligarse. Despojarse de ropajes, santidades petrificadas, palabras endiosadas. Scheler decía que hay que cambiar a Dios por monedas chicas. Que el templo esta en la vida. Vida de amor. Sólo así puede uno religarse, sólo quitándose las corazas del temor, del creerse, de la soberbia y de los títulos sociales y otros ornamentos. Apertura de desnudez. Estaban ambos desnudos. Adán y su esposa, y no se avergonzaban. Cuando eso ocurre ,ocurre el paraíso”.

Julio C. Cháves.

No hay comentarios.: