viernes, 9 de marzo de 2007

Las gorditas y los tiránicos cánones de belleza en la actualidad.


El canon de belleza de la sociedad actual exige que las mujeres sean extremadamente delgadas, hasta incluso perder las formas femeninas. Hay que ser flaco. Las pautas de belleza que marcan los medios de comunicación, la televisión, el cine, y todos los medios de moda impresos, le exigen a las gorditas y gorditos que sean como delgados y lindos, con el cutis lisito como el de un bebe recién nacido. Los medios les ordenan a ellas que sean como Uma Thurman o como Anna Kournikova o como Pampita, etc. A ellos les ordena que sean metrosexuales, es decir, que se cuiden la piel, las uñas, etc. Hay que usar cremas, estar bronceado aunque se agarre un cáncer de piel. En el siglo XVIII las mujeres que aparecían en los cuadros de los grandes pintores eran gorditas y tenías curvas pronunciadas. Pero en este tiránico siglo es indispensable que todos tengamos una apariencia de actor de cine o futbolista. ¡Esta prohibido ser gordito!
La enfermedad de este tercer milenio es la obsesión por el cuerpo perfecto. Esta obsesiva búsqueda de la perfección tiene distintas formas de manifestarse y algunas de ellas difieren notablemente entre sí. Hay trastornos de tipo alimentario como la Anorexia y la Bulimia nerviosas, que vienen de la mano de la denominada "cultura de la delgadez". Otra como la Vigorexia es una obsesión en torno al culto del músculo. La dismorfia corporal conlleva una obsesión reiterada por alguna parte del cuerpo, aunque no exista ningún defecto. La obsesión por ser delgados acarreará muchas consecuencias destructivas para los habitantes de este milenio. Mariló Hidalgo en revistafusión.com escribió: Nunca se ha registrado un índice tan elevado de personas traumatizadas por cuestiones relacionadas con la belleza y la estética. Unos ideales creados por el hombre que hoy generan miles de millones al año de beneficios y que mantienen a muchas mujeres prisioneras.Aunque la liberación de la mujer es ya un hecho en muchos aspectos, XXI siglos no han sido suficientes para terminar con esta dictadura de la belleza. La escritora Lourdes Ventura, autora de "La tiranía de la belleza", lamenta las referencias que tienen muchas de estas jóvenes a la hora de marcar sus ideales de belleza: "Estas niñas se miran en modelos que previamente han pasado por los quirófanos". En muchos casos, "sus propias madres también han pasado por la cirugía y ellas simplemente siguen el ejemplo. El mercado de las apariencias mueve cientos de miles de millones al año. Y está claro que, mientras exista negocio, el fenómeno va a continuar. Hasta ahora las mujeres hemos sido las más vulnerables pero ya se incorporan los hombres. Estamos hablando de una especie de acoso psicológico publicitario". Una publicidad que vende una imagen del éxito donde la juventud y la figura esbelta dan mejores resultados en el terreno laboral y sentimental, aseguran algunos estudios.
Las personas que no encajan con el prototipo de belleza que la sociedad impone quedan estigmatizadas. Ser bello es indispensable si deseamos tener éxito profesional, afectivo, económico, etc., al menos así lo dictan los medios de comunicación.”El cuerpo del sujeto contemporáneo se ha convertido en mercancía y, como tal, ha quedado sometido a la lógica del mercado. El valor de la imagen corporal se ha ido acentuando al amparo del modelo visual generado por las tecnologías de la imagen. Este prototipo de belleza hegemónico es el signo del individuo en la sociedad occidental, el cuerpo de la ingeniería genética y de la cirugía estética. Afín a la vertiginosidad de los cambios, no es casual en la posmodernidad la imposición del artificio en materia estética: la cirugía es el procedimiento más veloz para alcanzar la metamorfosis corporal. Pero el canon de belleza física está más cerca del mutante de laboratorio: exceso, desmesura, trazos gruesos, estos rasgos agitan en el imaginario social el instinto irrefrenable del deseo insatisfecho. El cuerpo se ha liberado de las cadenas del alma, pero ha perdido la batalla a manos del mercado”, dijo Gabriel Cocimano.

Julio César Cháves. Escritor78@yahoo.com.ar

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