domingo, 4 de marzo de 2007

El verdadero progreso.


“Las invenciones de los hombres van avanzando de siglo en siglo. La bondad y la malicia del mundo en general continúan siendo las mismas”, dijo Pascal. Progresar a mejorar, ir hacia delante, avanzar. Toda persona, de una u otra forma, aspira a ser mejor. Alejarse de la mediocridad y el conformismo es la meta de los hombres superiores. Ahora, todo progreso humano sino no mejora a las personas en lo económico, social, familiar y espiritual no es verdadero progreso. Digo esto porque muchas personas que conozco pusieron énfasis en lo material y dejaron de lado la familia, entonces adquirieron bienes materiales pero en lo afectivo fracasaron. El verdadero progreso debe estar vinculado a las virtudes y la axiología racional. El verdadero factor progreso se encuentra en el amor. Los esfuerzos constantes, en todas las áreas de nuestras vidas, sin descuidar ninguna, producen el éxito que tanto deseamos. Obviamente sin trabajo no se logra nada. El cumplimiento de los objetivos implica sudor y muchas veces lágrimas. Desde el primer instante en que el primer hombre fue creado se le ordenó pensar, trabajar. Las ocupaciones nos construyen. Cierto que algunas trabajos son más duros que otros, pero en fin, hay que trabajar ya a esto vinimos al mundo. A trabajar. Si deseamos avanzar debemos movernos, mirar el horizonte, mirar las estrellas. Si pretendemos que las cosas nos salgan bien y las llevemos a cabo, debemos pensar, luchar, idear, planear, diagramar, prever, señalar, soñar, desear, anhelar, determinar, pensar en lo que podemos llegar a ser. Progresar es cuidar todas las áreas de nuestras vidas. “El progreso consiste en renovarse”, afirmó Miguen de Unamuno.
“Si bien el progreso humano, el progreso del saber humano, cual caída de los cuerpos graves, adquiere por momentos mayor celeridad, es empero, muy difícil que suceda que una misma generación de hombres cambie de sentencias o conozca los propios errores de modo que crea hoy lo contrario de lo que creyó en otro tiempo”, escribió Leopardo, El parím. A la hora de buscar proyectos seguramente tendremos que lidiar con limitaciones, circunstancias, obstáculos, inconvenientes, y tal vez, tardemos años en concretar las metas, pero eso es normal en el camino del progreso. Avanzar cuesta trabajo. Seguramente nos cruzaremos con tristezas, alegrías, necesidades, abundancias, múltiples eventualidades, pero podemos seguir adelante. Cuando se cree se puede. No hay que ver para creer sino creer para ver. Nuestra inteligencia debe estar preparada para simplificar, resumir, ver las cosas con claridad. Los detalles son importantes. Todas las áreas de nuestras vidas son importantes. No debemos descuidar nada. Debemos separar lo accesorio de lo importante. Por algo dijo Tommaseo que el progreso es una escala de desengaños. Muchas veces las circunstancias serán contrarias pero no obstante, nada debe impedirnos avanzar hacia la realización de las metas preestablecidas. Buscar el verdadero progreso consiste en buscar las herramientas para vivir en armonía con Dios, con uno mismo y los demás. Esto es progreso. “No existe una mejor prueba del progreso de una civilización que la del progreso de la cooperación”, dijo
John Stuart Mill , Filósofo y economista inglés.

Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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