
Cuentan que un indio condenado a muerte, se escapa y como lo persiguen de cerca se sube a un árbol que esta colgado sobre un precipicio. Abajo lo esperan los guardianes. No tiene escapatoria. Pero, de súbito, descubre que el árbol del cual yace colgado es un manzano. Entonces coge su fruto y se pone a saborearlo en el presente, sin proyectar su pasado reciente en el futuro ni en el presente. Simplemente concentra sus fuerzas en el presente.
Nada importa más que el presente. Lo único real es el presente. El presente es el futuro. El futuro es inalcanzable. Nada es más importante que el ahora. No hay que pensar en el pasado ni en el futuro. Si cuidamos el presente todo lo demás se cuida sólo. El presente es suficiente. Hay que hacer las cosas fáciles. Para que complicarse viviendo el futuro cuando aún no hemos gastado el presente. Si cavilamos todo el tiempo respecto al pasado y el futuro, perdemos el presente. Lo relevante es pensar en el ahora. Nada más.
Mañana no está disponible. Al mañana no lo puedo vivir. Si quiero soñar ahora es el momento. El presente es eternidad, no hay próximo momento, no hay futuro, no hay mañana disponible, la vida está sucediendo ahora, ahora en el presente. Mientras golpeo las teclas de mi maquina de escribir mi corazón está latiendo. No hay que desperdiciar el tiempo. Hay que disfrutar de la manzana. Fijemos nuestros ojos en el presente. El presente es lo que importa. Ahora vivimos. Ahora amamos. Ahora sonreímos. Ahora disfrutamos de la manzana. Nada importa más.
Si no estamos sucediendo es porque estamos muertos en vida. Este mismo momento es eternidad. La música que escucho mientras escribo es eternidad. Siento absoluto contento. He entrado al templo del presente vivencial. Si tengo que ser feliz es ahora. Acá y ya debo vivir en este eterno momento. No hay porque temerle al pasado. No hay porque temerle al futuro. Simplemente hay que confiar en el ahora. Seamos positivos. Miremos la vida con entusiasmo. La felicidad se encuentra adentro. Afuera hay miedo, incertidumbre, pesar. Adentro hay contento. La verdadera felicidad no depende del pasado ni del futuro, depende del presente. Las preocupaciones son producto del miedo. El presente es el futuro. Tengo un proyecto de vida. Pero ese proyecto es para el ahora. Mañana no me sirve. No debo postergar los momentos, las decisiones, no debo postergar nada. El camino es parte de la meta. El texto es parte del contexto. El presente es eternidad.
Soy humano, importante, floreciente, fructífero, colorido, despierto, duradero, sublime. Debo vivir con alegría, responsabilidad, compromiso. Max Lucado en obra “Sobre el Yunque” dice: “Hoy haré una diferencia. Comenzare controlando mis pensamientos. Una persona es producto de lo que piensa. Quiero ser feliz y tener esperanzas. Para ello, tendré pensamientos que sean felices y tengan esperanza. Me niego a ser victima de mis circunstancias. No permitiré que los inconvenientes triviales me gobiernen. Evitaré el negativismo y las murmuraciones. El optimismo será mi compañero y la victoria será mi distintivo. Hoy haré una diferencia. Estaré agradecido por las 24 horas del día que tengo por delante. Me enfrentaré a este día con la alegría de un niño y la valentía de un gigante…”.
Julio C. Cháves.
Nada importa más que el presente. Lo único real es el presente. El presente es el futuro. El futuro es inalcanzable. Nada es más importante que el ahora. No hay que pensar en el pasado ni en el futuro. Si cuidamos el presente todo lo demás se cuida sólo. El presente es suficiente. Hay que hacer las cosas fáciles. Para que complicarse viviendo el futuro cuando aún no hemos gastado el presente. Si cavilamos todo el tiempo respecto al pasado y el futuro, perdemos el presente. Lo relevante es pensar en el ahora. Nada más.
Mañana no está disponible. Al mañana no lo puedo vivir. Si quiero soñar ahora es el momento. El presente es eternidad, no hay próximo momento, no hay futuro, no hay mañana disponible, la vida está sucediendo ahora, ahora en el presente. Mientras golpeo las teclas de mi maquina de escribir mi corazón está latiendo. No hay que desperdiciar el tiempo. Hay que disfrutar de la manzana. Fijemos nuestros ojos en el presente. El presente es lo que importa. Ahora vivimos. Ahora amamos. Ahora sonreímos. Ahora disfrutamos de la manzana. Nada importa más.
Si no estamos sucediendo es porque estamos muertos en vida. Este mismo momento es eternidad. La música que escucho mientras escribo es eternidad. Siento absoluto contento. He entrado al templo del presente vivencial. Si tengo que ser feliz es ahora. Acá y ya debo vivir en este eterno momento. No hay porque temerle al pasado. No hay porque temerle al futuro. Simplemente hay que confiar en el ahora. Seamos positivos. Miremos la vida con entusiasmo. La felicidad se encuentra adentro. Afuera hay miedo, incertidumbre, pesar. Adentro hay contento. La verdadera felicidad no depende del pasado ni del futuro, depende del presente. Las preocupaciones son producto del miedo. El presente es el futuro. Tengo un proyecto de vida. Pero ese proyecto es para el ahora. Mañana no me sirve. No debo postergar los momentos, las decisiones, no debo postergar nada. El camino es parte de la meta. El texto es parte del contexto. El presente es eternidad.
Soy humano, importante, floreciente, fructífero, colorido, despierto, duradero, sublime. Debo vivir con alegría, responsabilidad, compromiso. Max Lucado en obra “Sobre el Yunque” dice: “Hoy haré una diferencia. Comenzare controlando mis pensamientos. Una persona es producto de lo que piensa. Quiero ser feliz y tener esperanzas. Para ello, tendré pensamientos que sean felices y tengan esperanza. Me niego a ser victima de mis circunstancias. No permitiré que los inconvenientes triviales me gobiernen. Evitaré el negativismo y las murmuraciones. El optimismo será mi compañero y la victoria será mi distintivo. Hoy haré una diferencia. Estaré agradecido por las 24 horas del día que tengo por delante. Me enfrentaré a este día con la alegría de un niño y la valentía de un gigante…”.
Julio C. Cháves.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario