En nuestro país el cigarrillo mata a 40.000 fumadores por año, de las cuales 6.000 son fumadores pasivos. Asimismo, aunque muchos saben que el cigarrillo mata, siguen fumando. El cigarrillo es un cilindro de papel que cabe en la palma de las manos, es aparentemente inofensivo, pero poco a poco va matando tu salud. En esta nota voy a describir las consecuencias del maldito hábito de fumar.
El hábito de fumar altera tu organismo. Debido a modificaciones que se producen en las células y en los tejidos a nivel microscopio, aumentan las arrugas y se opaca y altera el color de la piel. El envejecimiento cutáneo es prematuro e irreversible. Se produce también adelgazamiento del rostro con prominencia anormal de los relieves óseos, especialmente de los pómulos. El cigarrillo produce un efecto vasoconstrictor. Se achica el tamaño de las arterias, la piel se desvitaliza y se produce pérdida de colágeno. A medida que pasa el tiempo hacen acto de presencia las arrugas peribucales debido al gesto de fruncir la boca con el objeto de sostener con los labios el cigarrillo. En el caso de las mujeres esto es más evidente cuando el lápiz labial se corre desde los labios hacia pequeñitas arrugas. La nicotina genera consecuencias aterradoras. Produce alteraciones vasculares. Estimula la adrenalina, incrementando el metabolismo. Los niveles de vitamina C (antioxidante) bajan en un 25% en individuos que fuman menos de veinte cigarrillos diarios, y en un 40% en fumadores de más de 40 unidades diarias. El uso del tabaco se ha asociado a más de veinticinco enfermedades, representando uno de los factores de riesgo más importantes para la salud. Fumar destruye la salud.
Según leí en un Manual de prevención y tratamiento del tabaquismo, se estima que entre el 75 – 80 % de los cánceres humanos están relacionados con la exposición a carcinógenos químicos. Se denominan carcinógenos a sustancias que, actuando sobre una célula, inducen alteraciones específicas cuyo resultado final es una manifestación tumoral. Existen varios tipos de carcinógenos, unos de acción directa que son capaces por sí mismos de causar lesiones neoplásicas a las dosis apropiadas, y otros de acción indirecta que requieren una activación metabólica previa para comportarse como verdaderos carcinógenos. Dentro de estos últimos se pueden distinguir, a su vez, factores promotores, que son sustancias inactivas por sí pero que unidas a otras pueden ser activadoras del proceso; iniciadores que son aquellas sustancias capaces de originar alteraciones específicas y, por último, cocarcinógenos, que son sustancias que unidas a los iniciadores pueden desarrollar todo el proceso. Entre un 20 40% de las muertes humanas por cáncer están en relación con iniciadores y promotores procedentes del tabaco. Cuando se consume un cigarrillo se origina una corriente principal de humo, que es inhalada por el fumador y que contiene un 25 % del total, y una corriente lateral, con el 75% restante, procedente de la combustión pasiva del tabaco que pasa al aire ambiente. En ambas corrientes de humo se han encontrado productos carcinógenos. Indefectiblemente el cigarrillo se ha relacionado con el cáncer de pulmón, laringe, orofaringe, esófago, estómago, páncreas, hígado, colonrecto, riñón, vejiga, mama, aparato genital y órganos linfáticos.
El cigarrillo también produce enfermedades en los dientes y la boca. Es característico en el fumador el cambio en la coloración de los dientes y la halitosis. Muchos estudios han demostrado que los fumadores sufren frecuentemente caries dental, placas bacterianas y candidiasis oral, aunque la relación directa con el tabaquismo no ha podido ser demostrada. También pueden producirse múltiples micronódulos blanquecinos, localizados difusamente por el paladar, como consecuencia del efecto irritativo del humo sobre los tejidos (estomatitis del fumador). Además, tanto la enfermedad periodontal crónica como la aguda se relacionan con el cigarrillo, debido al efecto tóxico del humo del cigarrillo sobre los polimorfonucleares y macrófagos de la saliva. Como si todo esto fuera poco el cigarrillo también causa síndrome de apnea del sueño, que es la enfermedad más importante de las que ocurren específicamente durante el sueño. Se ha establecido la relación del tabaquismo con un aumento en la incidencia de esta enfermedad. Los fumadores tienen mayor número de eventos respiratorios nocturnos (apneas e hipopneas) que los no fumadores, sin llegar a la significación estadística. Indudablemente el cigarrillo mata como ninguna otra enfermedad. De hecho, produce más muertes que las producidas por el alcohol, las drogas, la tuberculosis, los accidentes de tránsito, los incendios, los homicidios, los suicidios y el síndrome de inmuno deficiencia humana (SIDA). Según informó la Organización Mundial de la Salud el cigarrillo produce más muertes corregibles como ningún otro vicio. Por lo tanto, lo mejor que puede hacer un individuo para mejorar su calidad de vida, viviendo obviamente muchos años, es dejar de fumar. “Los hombres aman sus vicios y al mismo tiempo los odian”, dijo Lucio Anneo Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
El hábito de fumar altera tu organismo. Debido a modificaciones que se producen en las células y en los tejidos a nivel microscopio, aumentan las arrugas y se opaca y altera el color de la piel. El envejecimiento cutáneo es prematuro e irreversible. Se produce también adelgazamiento del rostro con prominencia anormal de los relieves óseos, especialmente de los pómulos. El cigarrillo produce un efecto vasoconstrictor. Se achica el tamaño de las arterias, la piel se desvitaliza y se produce pérdida de colágeno. A medida que pasa el tiempo hacen acto de presencia las arrugas peribucales debido al gesto de fruncir la boca con el objeto de sostener con los labios el cigarrillo. En el caso de las mujeres esto es más evidente cuando el lápiz labial se corre desde los labios hacia pequeñitas arrugas. La nicotina genera consecuencias aterradoras. Produce alteraciones vasculares. Estimula la adrenalina, incrementando el metabolismo. Los niveles de vitamina C (antioxidante) bajan en un 25% en individuos que fuman menos de veinte cigarrillos diarios, y en un 40% en fumadores de más de 40 unidades diarias. El uso del tabaco se ha asociado a más de veinticinco enfermedades, representando uno de los factores de riesgo más importantes para la salud. Fumar destruye la salud.
Según leí en un Manual de prevención y tratamiento del tabaquismo, se estima que entre el 75 – 80 % de los cánceres humanos están relacionados con la exposición a carcinógenos químicos. Se denominan carcinógenos a sustancias que, actuando sobre una célula, inducen alteraciones específicas cuyo resultado final es una manifestación tumoral. Existen varios tipos de carcinógenos, unos de acción directa que son capaces por sí mismos de causar lesiones neoplásicas a las dosis apropiadas, y otros de acción indirecta que requieren una activación metabólica previa para comportarse como verdaderos carcinógenos. Dentro de estos últimos se pueden distinguir, a su vez, factores promotores, que son sustancias inactivas por sí pero que unidas a otras pueden ser activadoras del proceso; iniciadores que son aquellas sustancias capaces de originar alteraciones específicas y, por último, cocarcinógenos, que son sustancias que unidas a los iniciadores pueden desarrollar todo el proceso. Entre un 20 40% de las muertes humanas por cáncer están en relación con iniciadores y promotores procedentes del tabaco. Cuando se consume un cigarrillo se origina una corriente principal de humo, que es inhalada por el fumador y que contiene un 25 % del total, y una corriente lateral, con el 75% restante, procedente de la combustión pasiva del tabaco que pasa al aire ambiente. En ambas corrientes de humo se han encontrado productos carcinógenos. Indefectiblemente el cigarrillo se ha relacionado con el cáncer de pulmón, laringe, orofaringe, esófago, estómago, páncreas, hígado, colonrecto, riñón, vejiga, mama, aparato genital y órganos linfáticos.
El cigarrillo también produce enfermedades en los dientes y la boca. Es característico en el fumador el cambio en la coloración de los dientes y la halitosis. Muchos estudios han demostrado que los fumadores sufren frecuentemente caries dental, placas bacterianas y candidiasis oral, aunque la relación directa con el tabaquismo no ha podido ser demostrada. También pueden producirse múltiples micronódulos blanquecinos, localizados difusamente por el paladar, como consecuencia del efecto irritativo del humo sobre los tejidos (estomatitis del fumador). Además, tanto la enfermedad periodontal crónica como la aguda se relacionan con el cigarrillo, debido al efecto tóxico del humo del cigarrillo sobre los polimorfonucleares y macrófagos de la saliva. Como si todo esto fuera poco el cigarrillo también causa síndrome de apnea del sueño, que es la enfermedad más importante de las que ocurren específicamente durante el sueño. Se ha establecido la relación del tabaquismo con un aumento en la incidencia de esta enfermedad. Los fumadores tienen mayor número de eventos respiratorios nocturnos (apneas e hipopneas) que los no fumadores, sin llegar a la significación estadística. Indudablemente el cigarrillo mata como ninguna otra enfermedad. De hecho, produce más muertes que las producidas por el alcohol, las drogas, la tuberculosis, los accidentes de tránsito, los incendios, los homicidios, los suicidios y el síndrome de inmuno deficiencia humana (SIDA). Según informó la Organización Mundial de la Salud el cigarrillo produce más muertes corregibles como ningún otro vicio. Por lo tanto, lo mejor que puede hacer un individuo para mejorar su calidad de vida, viviendo obviamente muchos años, es dejar de fumar. “Los hombres aman sus vicios y al mismo tiempo los odian”, dijo Lucio Anneo Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
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