Con una canción una
madre hace dormir a su hijo. Los soldados con una canción enardecen sus ánimos.
La música amansa las fieras. Platón (427-347 a.C) dijo que la música podía
fortalecer el ánimo de una persona. La música a través del oído llega al
cerebro e influencia la salud y la conducta en un 46%. La sensibilidad de
nuestro oído es superior a la de cualquier instrumento musical. La música tiene
unos efectos psicológicos y fisiológicos que se transforman en comportamientos
sociales. La música influencia al ser humano. Cada vez que escuchamos música se
libera una sustancia química en el cerebro, la dopamina, responsable de
proporcionar sensación de bienestar a nuestra mente y nuestro cuerpo. La música
puede ser una poderosa herramienta para fortalecer nuestro estado anímico.
Escuchar la música que nos gusta genera bienestar y el organismo libera más
cantidades de un neurotransmisor relacionado con los sistemas de recompensa, la
dopamina y este neurotransmisor esta intimamente vinculado con la salud
cardiovascular, el alivio del dolor crónico y la mejora de las habilidades
lingüísticas y cognitivas. Cuando escuchamos la música que nos gusta, nuestras venas y arterias se
dilatan un 26%, lo que en términos médicos se considera saludable para nuestra
salud. Por supuesto que no podemos considerar esto como tratamiento para
enfermedades de este tipo, pero sí se puede constituir como otra estrategia
preventiva fácilmente incorporable en las costumbres diarias. Indudablemente, la música mejora nuestra salud
física y mental. Shakespeare dijo: “La música puede calmar hasta fieras
feroces”.
Según investigaciones médicas
la dopamina actúa a través de muchas funciones: influye en el comportamiento y
la cognición, la actividad motora, la motivación y la recompensa, la regulación
de la producción de leche, el sueño, la atención y el aprendizaje, (sus niveles
aumentan en respuesta a estímulos o actividades de recompensa como la comida,
las relaciones sexuales u obtener dinero). Y también está relacionada con el
humor y el bienestar. La música
desarrolla la curiosidad, la imaginación y la creatividad, estimula la habilidad
de concentración y la memoria. Pregunta: ¿Qué tipo de música debemos escuchar?
Podemos afirmar que la clave no se encuentra en el tipo de música, (Aunque
recomiendo música agradable) sino en el volumen, el ritmo y en el hecho de que
sea la música que nos gusta. Aunque los efectos en la corriente sanguínea duran
apenas unos segundos, la acumulación de beneficios perdura y son muy positivos.
Todos estos beneficios se dan cuando escuchamos la música que nos gusta. Si por
el contrario escuchamos música que nos desagrada, los efectos en la salud pueden resultar perjudiciales
ya que escuchar algo que no nos gusta puede contraer los vasos sanguíneos. La
música suave y armoniosa se usa como terapia curativa, pero la música
estridente y agresiva tiene el efecto
contrario, pues enferma al ser humano, a los animales y a las plantas. Así que
escuchemos música beneficiosa. Como dije líneas arriba, la música no sólo
interviene en el organismo sino que también desarrolla nuestra capacidad de concentración
y favorece nuestra imaginación y creatividad, estimula la memoria a corto y
largo plazo y desarrolla el sentido del orden y el análisis, facilitando el
aprendizaje y ejercitando la inteligencia. La música como terapia se utiliza en
el tratamiento contra la hipertensión arterial, la ansiedad, la depresión, el estrés,
y las alteraciones del sueño. También se emplea en la rehabilitación de
trastornos psicóticos, autismo y de adolescentes con trastornos del
comportamiento.
La música influencia nuestra
conducta, creando hábitos sociales que influirán en nuestra manera de ser. Por
lo tanto, es recomendable escuchar música correctamente. Respecto al volumen,
por ejemplo, cuando es demasiado alto puede provocar falta de concentración,
alteración del sistema nervioso y alteración del funcionamiento auditivo. “Según
un método oficial estadounidense, precisamente el método Tomatis, la educación
musical y del oído puede iniciarse incluso en el útero materno. Alfred Tomatis
era un otorrinolaringólogo francés que reveló a mediados del siglo pasado que
el embrión codifica las vibraciones. Este descubrimiento fue el inicio la
audiopsicofonología. Según esta teoría, es aconsejable que las embarazadas canten,
porque la voz, vía columna vertebral y filtración por parte del líquido
amniótico, llega al embrión. Éste escucha y percibe el sonido a través de un
"preoído" que se desarrolla a partir de las tres semanas de
gestación. La música, por lo tanto, puede activar la escucha ya en el embrión,
fundamental para todas las etapas de la vida, según Tomatis. Tan importante es
la escucha que si no funciona el sentido del oído se pueden producir graves
problemas de aprendizaje y del habla”. Pitágoras (582-507 a.C) usaba la música
como terapia para las embarazadas. Creía que el sonido de la flauta beneficiaba
a la madre y al feto. En síntesis, la música nos influencia desde el vientre de
nuestra madre. Por esto, escuchemos música agradable y permitamos que la buena
música genere dopamina y que esta sustancia a su vez mejore el funcionamiento
de nuestro corazón y por supuesto nos permita disfrutar de la buena vida. El
filósofo Alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860) dijo: “La música expresa lo que
hay de esencial en el mundo”.
Julio césar cháves
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