La crisis de la pareja constituye uno de
los problemas más importantes de la actualidad. Parece que la solución a la
tensión entre los cónyuges es la ruptura. Por incompatibilidad de caracteres,
violencia doméstica, por inmadurez afectiva, egoísmo, falta de compromiso y por
supuesto, infidelidad, muchos matrimonios llegan a su fin. Los cónyuges no son
los únicos que sufren. Los hijos, los familiares y amigos también sufren. El
psiquiatra Enrique Rojas dijo que el creciente fenómeno del divorcio en la
mayoría de los países ha dado lugar, entre otros aspectos, a los llamados niños
ping-pong.
Ahora, preguntó: ¿Cuáles son las causas del
divorcio?, ¿Por qué muchas personas deciden separarse, sin pensar en las
consecuencias de su terrible decisión? Las causas del divorcio son muchas.
Algunas de estas causas son: La falta de voluntad, el analfabetismo
sentimental, no saber dialogar, no saber afrontar situaciones difíciles,
idealizar, dramatizar, y por supuesto, la causa de mayor relevancia que afecta
negativamente el matrimonio es la indiferencia a Dios. Cuando Dios no es el
centro de un matrimonio se puede tener dinero, riquezas, todo, pero si no
tenemos la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, no tenemos nada,
estamos a la deriva. Dios se propuso que el matrimonio sea una unión para toda
la vida. Él quiere tener comunión con los cónyuges y quiere que el matrimonio
se deje orientar y guiar por su palabra. El salmo 119:105, dice: “Lámpara es a
mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”.
Casarse es una bendición. De todas formas,
Dios jamás dijo que en el matrimonio todo es de color de rosa. Hay que decir
que tanto el hombre como la mujer son imperfectos y están inclinados al pecado.
Por lo tanto, mantener un matrimonio unido a través de los años es una lucha
diaria. Primera de Corintios 7:28 dice: “Mas también si te casas, no pecas; y
si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicciones de la
carne, y yo os la quisiera evitar”. Ambos cónyuges tiene que comprender que la
constitución mental de cada persona es diferente y esta condicionada por la
crianza. Todas las parejas tienen diferencias en cuanto al dinero, los hijos,
la familia y los amigos. Así pues, si los dos son cristianos estas diferencias
no distanciaran a los cónyuges sino que enriquecerán al matrimonio. Cuando
disentimos con nuestra pareja lo adecuado el seguir el consejo del apóstol
santiago, quien escribió: “…todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar,
tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”.
(Santiago 1:19).
Si de veraz queremos establecer un
matrimonio para toda la vida, es necesario que leamos nuevamente primera de
Corintios 13, donde se nos describe las características del amor verdadero: “El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita,
no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo
lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de
ser”. Si los jóvenes de hoy entendieran en que consiste el verdadero amor no habría
tantos divorcios. Finalmente el psiquiatra Enrique Rojas dice en su ensayo El
amor inteligente: “Lo positivo y esencial es que el enamoramiento sea
verdadero, que traiga el amor y que llegue para quedarse. Cuando la vida
levanta su oleaje atraída por el mejor sentimiento, el amor se convierte en las
fuerzas de las fuerzas. Desde los reyes a los plebeyos, desde los intelectuales
a la gente de condición sencilla, lo que el hombre necesita es amor verdadero. El
amor es el motor del universo, lo que le da sentido a todo. Con amor lo difícil
se suaviza, y los reveses propios de la existencia se superan con más
facilidad. Un amor inspirado en lo mejor que el hombre tiene y puede tener si
merece la pena”.
Julio
césar cháves escritor78yahoo.com.ar
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