Lo semejante atrae lo semejante. La felicidad atrae la felicidad. La desgracia conduce a la desgracia. El amor fomenta amor. El odio incrementa el odio. La paz engendra paz. Hay una ley llamada La ley de atracción que argumenta que todo lo que pensamos sostenidamente se materializa en nuestras vidas. Para ser preciso tengo que decir que somos imanes vivientes. Lo atraemos todo. Si nuestro interior esta en armonía todo lo que nos rodea estará en armonía. Si nadie te quiere posiblemente vos no amas a nadie. Si nadie se preocupa por vos seguramente vos no te preocupas por nadie. Todas las áreas de nuestras vidas se ven afectadas por lo que pensamos. Si pensamos bien de otros, pensarán bien de nosotros.
Atraemos lo que albergamos dentro de nosotros. “Tenemos un ejemplo de esto en música llamado el principio de resonancia simpática. Si se colocan dos pianos separados en una habitación grande y se golpea en uno de ellos la nota «do», se puede ir seguidamente hacia el otro piano para observar que en él la cuerda correspondiente a la nota «do» está vibrando con idéntica intensidad que la cuerda hermana del primer piano. Pues bien, según este mismo principio, tú tiendes a conocer y relacionarte con gente y situaciones que vibran en armonía con los pensamientos y sentimientos que te dominan”. La ley de atracción arguye que lo semejante atrae lo semejante. Y aunque muchos no lo crean, esta ley se encarna en cada ser humano sobre la faz de la tierra. Porque somos lo que pensamos.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar www.juliochaves.blogspot.com
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