Llevarnos bien con todo el mundo es imposible y mucho menos es posible llevarnos bien con aquellas personas que desean nuestro mal. Así pues, llevarnos bien con casi todo el mundo es posible ya que si queremos podemos entablar relaciones interpersonales pacíficas. Una de las maneras en que podemos llevarnos bien con los demás es no pagar mal por mal. Cada vez que nos ofendan y nos digan algo que no nos gusta guardemos silencio, callémonos y seguiremos disfrutando de nuestras vidas. Si nos descalifican hagamos caso omiso de esa crítica y confiemos en nosotros mimos. Valemos mucho y no tenemos porque dejarnos amargar la vida por nadie. “Los agresivos no pueden abortar nuestro futuro sino anunciar lo que está por llegar”, dijo Bernardo Stamateas.
Otra manera en que podemos salir ilesos de las opiniones en contra de nosotros es alejándonos de las personas que buscan nuestro mal. A veces es imposible alejarnos de los agresivos porque convivimos con ellos en el trabajo, la universidad o vivimos bajo el mismo techo, pero hay otras veces en que si podemos alejarnos de estas personas. Mi pregunta es: ¿sirve de algo juntarse con una persona que te envidia, te maldice y permanentemente habla mal de vos? ¿Te beneficia en algo dejarte maldecir y escuchar constantes descalificaciones? No, no sirve de nada. Por lo tanto, si nos valoramos a nosotros mismo y realmente queremos salir adelante, si realmente queremos progresar en la vida tenemos que alejarnos de los agresores.
Otra cosa que debemos hacer cuando somos agredidos es ponernos contentos porque si nos quieren maltratar es porque realmente estamos consiguiendo lo que soñamos. Cuando somos agredidos es porque nuestra vida funciona y la del agresor no funciona. Lo cierto es que el éxito y la felicidad atraen enemigos. Si nos agreden es porque la felicidad se activo en nuestras vidas. Cuando una persona sabe lo que quiere y hay personas que la aman y buscan su bien, siempre aparecerán personas que buscarán dañar esa felicidad. Cuando somos agredidos tenemos que estar agradecidos porque esas personas nos enseñan con quien no debemos juntarnos. Y la última cosa que debemos hacer cuando nos encontramos con los agresores es entender que no tenemos porque agradar a todo el mundo. Siempre habrá personas que nos querrán y también siempre habrá personas para quienes seremos desagradables. En fin, nadie puede caerle bien a todo el mundo. Vuelvo a reiterar la frase de Stamateas a modo de conclusión: “Los agresivos no pueden abortar nuestro futuro sino anunciar lo que está por llegar”.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar www.juliochaves.blogspot.com
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