
Inercia es rutina, desidia, es falta de movimiento. La persona que no se mueve permanece en la mediocridad. Dicen los sabios que en las aguas estancadas nacen todo tipo de bichos y reptiles. Únicamente las aguas que se mueven son las que se limpian constantemente. El quid del éxito se llama acción, movimiento. Actuar, gestionar, moverse proporciona nuevas posibilidades, alternativas, oportunidades. La acción constituye el único antídoto contra la depresión y la improductividad. La acción es la única manera de evitar que las circunstancias nos avasallen. Si nos movemos vamos a conseguir resultados. Sir Thomas Fowell Buxton dijo: “Me atengo a una doctrina, a la que no debo gran cosa, salvo lo poco que he conseguido, y esa doctrina es que, con un talento normal y una perseverancia extraordinaria, todas las cosas son realizables”.
Las personas activas no solamente superan la inercia sino que raramente se convierten en víctimas de los problemas de la vida. La gente en movimiento a la larga consigue lo que quiere. Siempre hay algo que podemos hacer. Siempre existe alguien con quien podemos hablar. Siempre hay nuevos libros que leer. Probando, probando y probando, tarde o temprano damos con la techa que nos hacer ganar el premio. Es preferible hacer algo y fracasar que permanecer inactivo. Estar inactivo es estar muerto en vida, pero estar en movimiento es estar vivo, abierto a nuevas experiencias. A la hora de movernos posiblemente nos encontremos con muchas negativas en el camino, pero si insistimos las puertas se abrirán. El dr. Lair Ribeiro, en su libro El éxito no llega por casualidad, escribió: “Lo importante no es lo que sucede, sino cómo se percibe. La vida nos depara momentos alegres y momentos tristes. La manera en que aprovechamos cada uno de ellos sólo depende de nosotros mismos. Cuando la vida le ofrezca un limón, haga una limonada con él. Es ésta la actitud de las personas que tienen éxito”.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
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