martes, 9 de junio de 2009

Siembra y vas a cosechar

Si sembras, si trabajas, si tenés fe, vas a cosechar. Dios no bendice al que no hace nada, Dios bendice al que siembra. La Biblia dice que el labrador para participar de los frutos debe trabajar primero. Esta ley de la siembra abarca todas las áreas de nuestras vidas. Nuestra cosecha depende de las semillas que sembremos. Cada vez que sembremos vamos a encontrarnos con dificultades, diversos problemas, pero esto no debe detenernos. A lo mejor nuestras semillas caerán en mala tierra y no darán fruto, pero si perseveramos y seguimos sembrando vamos a encontrar el terreno justo, donde nuestras semillas darán fruto y fruto en abundancia.

No trates de cosechar las siembras ajenas. Eso es robar. Jamás tenemos que envidiar o desear las pertenencias ajenas. Tenemos que estar contentos con nuestras vidas. Tampoco tenemos que compararnos. Dios nos creó originales, no tenemos porque ser fotocopias de nadie. Tenemos que cosechar nuestras propias siembras. Por supuesto que podemos imitar la forma de sembrar de otros, pero cada persona tiene semillas distintas. Además de sembrar nuestras propias semillas, también hay que cuidar nuestros cultivos. Hay que regar. Hay que cuidar nuestros sembrados. Entonces vamos a cosechar en abundancia. Muchas personas envidian las cosechar de otros, pero no ven que los otros trabajan duro para alcanzar sus sueños.
Si querés pescar tenés que ir al río. El pez no va a venir a vos, vos tenés que ir a buscar el pez. Tenés que echar la red. Tenés que llevar la caña con la carnada. Obvio que Dios puede darnos pescas milagrosas, pero eso no quiere decir que no tengamos que ir al río. Incluso la pesca milagrosa llega a nuestras vidas únicamente si vamos al río. Si no deseamos crecer, progresar, evolucionar, jamás vamos a lograr nada. El que hace algo, logra algo. El que trabaja obtiene resultados. El que anhela ir hacia el horizonte va a llegar lejos. Los barcos no se quedan en el puerto para siempre, los barcos fueron creados para navegar en el océano. No nos quedemos en el puerto de la comodidad para siempre, salgo a la mar y lleguemos a nuestro destino. Si tenemos fe y la ponemos en práctica a través de nuestro trabajo vamos a cosechar. El que siembra siempre cosecha. “…tiempo de plantar”, dice Eclesiastés 3:2.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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